Esto es lo que ocurre cuando un melómano y un odontólogo se encuentran en la misma persona. Juan Ricardo Youssef es un emprendedor creativo venezolano con el poder de transformar una idea inusual en una realidad. Representante y fundador de la clínica odontológica Loop Dental en Miami y Caracas. El logró fusionar sus dos pasiones, la odontología y la música, en un proyecto maravilloso. Para Youssef estos dos mundos son interconectados, una combinación que siempre le ha parecido natural y efectiva. Y así lo ha demostrado con Loop Dental, propuesta vanguardista, que conjuga la ciencia con el arte para dar un resultado increíble.
Ya ir al odontólogo no tiene que ser terrible, Loop Dental ofrece tratamientos odontológicos inmersos en un viaje musical, con menos niveles de estrés y una atención personalizada al paciente. Esta clínica además de estar actualizada con todas las técnicas e innovaciones propias de la odontología, también implementan métodos para mejorar el estado del paciente. Las personas pueden ir a realizarse sus tratamientos dentales al ritmo de su música favorita. Se le colocan unos audífonos para bloquear sonidos molestos y de esta manera disminuir el estrés propio de las visitas odontológicas. Definitivamente para esta clínica, la música es su mejor aliado.
¿Cuándo se inició el proyecto?
El proyecto se inició hace dos años cuando emprendimos la primera clínica, pero el concepto surge desde hace más de 12 años, cuando yo estaba estudiando en la Universidad Santa María en Caracas.
Todavía no existían los MP3, entonces me llevaba un discman con unas corneticas de computadora y los colocaba en la sala de la clínica para que los pacientes se relajaran, era una sala amplia de 60 pacientes, y funcionó. La idea me quedó en la cabeza. A ese tiempo estaba mezclando en varios sitios en Caracas, como La Belle Epoque, Barra Bar, sitios que ya algunos ni existen. Luego cuando me fui a vivir a Buenos Aires para realizar mi postgrado de Ortodoncia, realicé un estudio científico en donde pude demostrar, midiendo la presión arterial de los pacientes, y midiendo el tiempo de trabajo del odontólogo, que en los pacientes cuando escuchan la música que ellos mismos escogen disminuye entre un 15% – 20% los niveles de estrés en la consulta odontológica.
Posteriormente, cuando decido abrir la clínica dental, estaba buscando un concepto, que fuera más allá de la tecnología y las últimas técnicas. Un concepto que se preocupara más por el bienestar del paciente. Hoy día, los odontólogos se enfocan más en la técnica, y dejan a un lado el trato del paciente. Entonces yo quiero rescatar eso haciéndolo sentir un poco mas cómodo y qué mejor manera que con la música que a ellos les gusta. Cuando el paciente llega se registra, llena la historia médica y se le pregunta el género de música favorito. Entonces el paciente entra en confianza porque dice “oye me están preguntando por la música, se están preocupando por mí, no es nada médico”, entonces da un paso más allá.
Y bueno a raíz de todo esto cuando el paciente pasa a ser atendido, una vez que el odontólogo haya hablado con él y por ejemplo, se empiezan los procedimientos, se les coloca unos audífonos que cancelan el sonido exterior, aislándolo de cualquier ruido molesto como la turbina o el micromotor, nada que lo ponga en tensión y al paciente sólo le queda relajarse y hacerse su tratamiento dental.
¿Cómo ha sido la receptividad del público?
Ha sido muy buena, porque consiste en implementar herramientas sencillas pero en el paciente. Obviamente utilizamos pura tecnología digital, radiografías digitales, cámaras intraorales, pero además brindo una atención al paciente para que se sienta cómodo.
Por ejemplo, lo importante de Miami, es que el sistema americano, lamentablemente, está diseñado para la producción, entonces el odontólogo prácticamente se sienta, ni se sabe tu nombre, hace 3 tipos de procedimientos, se para y se va, y el paciente queda en manos del asistente. Aquí no, yo lo que trato es que el paciente esté en contacto con el odontólogo, porque ahorita en tiempos de migraciones de los países latinoamericanos, ellos vienen acá buscando lo mismo que tenían en sus países, y los latinos en cuanto al tema médico son bien cálidos, se preocupan más por el bienestar del paciente, eso es lo que estamos tratando de emprender. Afortunadamente conseguí puros odontólogos venezolanos, licenciados en Florida. Tengo de todas las especialidades, desde limpieza hasta cirugía maxilofacial.
Los pueden seguir en @loopdent.
Ahora cuéntanos un poco sobre ti ¿Cuándo fue tu primer encuentro con la música?
De toda la vida. De hecho hay una foto que acabo de descubrir de mi mamá que a los 6 meses tenía puesto unos audífonos de un walkman de cassette (risas). Siempre me ha gustado la música. Tuve muchas influencias musicales en mi vida, como por ejemplo, amigos de mis hermanas. Uno de ellos era rockero. Gracias a él conocí Metallica. Mis tíos eran músicos, tocaban diferentes instrumentos, música de los 70s y 80s. Luego cuando terminé el colegio, empecé en la academia del DJ School en Caracas, ahí aprendí a mezclar y después me quedé formando parte de ello, como miembro de los DJ rotatorios que estaban por allí.
Incluso tenía pacientes que atendía en la universidad, y les decía “voy a mezclar este fin en la Belle Epoque”. Ellos iban, luego cuando me volvían a ver en la universidad me decían “no tienes algo para escuchar de lo que pusiste ese día”. Y así surgió este proyecto, siempre involucrado con la música. Posteriormente, me retiré un año de la odontología, cuando terminé mi postgrado dije que me quería dedicar a la música, hasta que después conseguí la manera de fusionar las dos cosas que me gustan. Ahora, una vez al mes tengo sesiones en vivo en la clínica, la gente va y yo estoy mezclando allí durante el día.
¿Proyectos a futuro?
La próxima clínica que tenga, va a seguir con este concepto pero un poco más artístico, cuando estemos cerca te contaré. Un proyecto más ambicioso que va estar bien simpático.
Definitivamente no hay límites para Juan Ricardo Youssef, un hombre con una creatividad que trasciende fronteras. Seguramente nos va a dar mucho de qué hablar.