Con un equipo en diagramación, diseño y asistencia editorial, Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) dirige la cuidada editorial Brutas. Los libros se publican y se distribuyen en Nueva York y en Santiago de Chile, como sedes permanentes, pero circulan en varios países de Latinoamérica. El catálogo incluye crónicas de viajes de autores consagrados como Juan Villoro y María Moreno (entre otros) e integra un conjunto de libros dedicados a ciudades del mundo, entre otros asuntos. Los libros son pequeñas joyas literarias y de diseño y contienen una forma independiente de entender la literatura y el mundo. Meruane vive en Nueva York y es narradora, ensayista y profesora universitaria y realiza esta tarea entre otros proyectos artísticos. En esta entrevista se refiere a su concepción de la edición y nos explica qué es una ciudad para una escritora prolífica que ha sabido conjugar su pensamiento y su modo de narrar con la curaduría de una colección de libros para atesorar.
El editor Roberto Calasso dice que entre agentes y rutinas comerciales, el oficio de editor está perdiéndose. ¿Qué significa editar una colección de crónicas para ustedes?
Nuestro sello es minúsculo y tiene un presupuesto limitadísimo: no negociamos con ningún agente ni con los autores (lo que ofrecemos es lo que tenemos, ni más ni menos), y por lo mismo no tenemos rutinas ni muchos apuros, sacamos libros contados con los dedos de una mano (¡y casi todos los años nos sobran dedos!). Nos hemos dedicado a lo que nos gusta, que es pensar países, ciudades o espacios, buscar los textos o encargarlos intentando salir de ciertas zonas de comodidad de la lectura (buscar textos de escritoras, por ejemplo, de países menos leídos o que escriben sobre zonas menos exploradas). A esos textos nos acercamos desde la lectura como escritoras que somos –y es distinto leer como escritor, una va buscando que ese texto cumpla su cometido, no el del autor. Editar y luego publicar hasta ahora ha significado conversaciones muy enriquecedoras, verdaderos debates a veces, discusiones muy productivas sobre todo para nosotras.
Vos sos escritora y, por tanto, sos una lectora que lee como leen los escritores (¿cómo leen los escritores?). ¿Por qué elegiste (o eligieron) la no ficción como uno de los centros de la editorial Brutas? ¿Qué lugar tiene la no ficción en tus lecturas?
Las escritoras leemos como aves de rapiña, devorando un texto mientras aún está vivo o mejor, devorando lo más vivo de una escritura. La literatura porta vida: mundos nuevos o vistos por primera vez de un cierto modo, emociones contradictorias, posibilidades impensadas, nuevas estrategias, el brillo de ciertas palabras, y una lee aprovisionándose de todo eso y, a la vez, pienso, siguiéndole el paso al texto que lee, viajando con él a ver dónde nos lleva. Precisamente por la capacidad imaginativa de la ficción, yo le he dado preferencia. En la última década, sin embargo, experimenté la necesidad de leer más ensayo, sobre todo ensayo literario que es un género que me interesa mucho ahora. Nuestra editorial no privilegia la crónica, es casi circunstancial que se haya dado que hemos publicado más en ese género, pero la crónica que nos interesa es la más creativa, la que intenta desafiar ciertos moldes.
¿Cómo eligen los inéditos? Es decir, ¿cómo es el proceso que convierte a un inédito en un libro?
No tenemos equipo como para leer manuscritos no solicitados y la lástima es que nos llegan muchos. Nosotras trabajamos curatorialmente: el equipo sugiere algún texto que ya existe y si nos convence (por su punto de vista sobre un lugar, por su mirada o su estilo, porque ese lugar nos parece relevante) nos ponemos a buscar el otro que le haga juego, partiendo de la premisa de que su autor debe ser del sexo opuesto y de una edad cercana. Si no encontramos el texto que le haga de par, lo encargamos. Y esto del encargo es siempre más arriesgado, pero son interesantes los riesgos.
Las tapas, el formato, la tipografía de la colección hacen pensar en que el libro es también un objeto físico, además de un transporte cultural. ¿Qué opinas?
Desde un inicio, la portada debía ser una interpretación de nuestra diseñadora, Carola Zañartu, cuya mano le ha dado una identidad a cada colección. Ella lee los textos y, a partir de las imágenes pero también de las resonancias que cada lugar tiene para ella como artista visual, crea sus portadas. Todas son muy distintas, pero se siente su presencia ahí. Y la nuestra, la del resto del equipo, está en la elección de los escritos, en el ir y venir de los comentarios, y en el texto de la contraportada. Nos interesa el objeto, es un pequeño lujo.
Vos has vivido al menos en dos ciudades, en dos países, Chile y EEUU. ¿Eso ha influido a la hora de pensar en una editorial que recupera las experiencias en diversas ciudades del mundo?
Yo pertenezco a un clan constituido por abuelos migrantes, y además de haber viajado mucho desde chica con mis padres y luego haber tenido de primer trabajo el reporteo por Chile a bordo de una compañía de buses, de grande he vivido en cuatro ciudades, algunas apenas por un año, otras, Santiago y Nueva York, por más tiempo. Uno de los temas recurrentes en la conversación familiar es la maleta: no sé cómo pero siempre terminamos hablando de maletas. Pero, bromas aparte, esa circunstancia, la del movimiento constante, la del desarraigo y la del rearraigo, porque uno sale pero también arriba, y por más que esos arribos son siempre incompletos, una clava su banderita a media asta en todos lados… se lleva algo de un lugar, lo deposita en otro. Hay algo inquietante pero a la vez significativo y bello en ese transcurrir. Esas experiencias complejas y siempre diferentes son las que nos importa rescatar, porque te he hablado de mí pero creo que cada uno de los miembros de este equipo te podría hacer un mapeo biográfico distinto aunque igualmente nómade.
Cruces, fronteras, puentes son figuras que pueden definir a Brutas. ¿Cómo definirías a tu editorial?
Como zona de encuentro, como el lugar de los diálogos cruzados. O, por usar la línea de Alia Trabucco Zerán, una de las nuestras, “como zona intermedia, oscura, que une dos puntos de manera secreta, que permite una fuga y un ingreso, y que siempre, necesariamente, supone una sorpresa”.
¿Qué es una ciudad para Lina Meruane?
Es el caos al que una le va encontrando sus sentidos a lo largo de la vida.