Le roza el tórax la lira. Hace tres días está ebrio en la sombra del árbol. Canta lento una lejana melodía china. La llanura lo abraza y lo desdeña. Sus manos pálidas golpean las cuerdas.
Canturrea. Ininteligibles voces canturrea. No lo entiende nadie. Ni siquiera el árbol oscuro ni el joven pájaro que lejos vuela.
Li Po, ciego, huele el hedor a vino del universo. Sabe que nadie lo buscará. Sabe que los días blancos y negros progresivamente lo olvidan. Sabe que el tiempo lo vigila.
No le importa.
Photo Credits: Holly Lay