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paola maita
Photo Credits: Nikita Nikiforov ©

Leyes Universales (III): Take me home

“Dibuja una casa” quizás fue una de las frases que más pronuncié cuando trabajaba con niños como terapeuta infantil. El dibujo de una casa forma parte de un test de personalidad llamado HTP (House, tree, person). Ver a los niños dibujando me gustaba muchísimo, porque más allá de ver los elementos técnicos necesarios para la corrección, disfrutaba ver cómo armaban su casa.

Hace unos días, recordé esto porque me pregunté exactamente qué era una casa. No me refiero a qué tipo de estructura es, ni qué la diferencia de un edificio, sino en qué hace que un lugar se sienta como tu casa.

En los últimos 13 años, he vivido en 10 lugares, incluyendo la casa de mi madre y la casa de mis suegros en otro país. Esto hace que sienta que he vivido en todas partes y en ninguna al mismo tiempo.

Una pregunta surge en mi cabeza: ¿Cuál ha sido mi casa estable en estos años? ¿El home page de mi teléfono?

Es muy fácil reconocer a un homeless cuando vemos a alguien durmiendo en la calle o cuando sabemos que esa persona vive en un albergue, pero cuando una persona tiene un techo bajo el cual cobijarse y una cama sobre la cual dormir, presumimos que tiene casa sin detenernos a pensar que una casa va más allá.

El tener una casa no necesariamente implica que una persona no pueda ser homeless en otros sentidos.


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