Descubrí qué era la soledad
cuando rodeada de libros
solo quise leer aquello que me recordaba a casa,
cuando confundí las estatuas
con amigos,
cuando creí que la publicidad del correo
eran cartas
o que el calor del sol
era un abrazo.
He llegado a tirarle piedras a los aviones
pensando que quizás
alguien,
a miles de kilómetros de altura,
notaría mi presencia.
Pronuncié tu nombre,
queriendo que llenase el vacío.
Lo único que logré fue
que el silencio
se hiciese más notorio.
Photo Credits: Ben Seidelman ©