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Neusa Sobrinho Amtsfeld

Las pinturas de Neusa Sobrinho Amtsfeld y el misterio de la vida

Un día de 1910 el joven Kandinsky, residente en París, plasmó una serie de formas en una tela. Le dio vuelta y la escondió en un rincón. Meses después, la miró de nuevo y encontró una imprevisible sorpresa. Había inventado el arte abstracto: un arte que prescinde de la tiranía de lo real.

Neusa Sobrinho Amtsfeld forma parte de esta esmerada tradición con una variante clave. Sus pinturas no le temen a la libertad de la forma, y no solo eso. Neusa ha creado un orbe que tiene dos cualidades disímiles y fundamentales: propone un orden personal y universal hecho de colores. Ahora bien, en el centro de la mancha, Neusa instala siluetas, rostros, esbozos, secretos que surgen como aves en el mar de lo indefinido. Esas figuras mínimas y difusas conforman el centro de su laberinto. Es decir, las pinturas de Neusa Sobrinho Amtsfeld nos brindan una mirada que funciona como un espejo inverso: nosotros vemos la realidad en el oasis de las pinturas polícromas y el arte posee una autonomía que linda con lo elemental. Las telas iluminan la realidad de Neusa y de los humanos desde la invención de un mundo paralelo: un orbe hecho de colores y figuras.

Rostros repetidos, pájaros, capullos, ventanas, sugerentes autorretratos: todo ha sido duplicado por el ángel rebelde de la geometría. Las pinturas presentan una miríada de detalles que se difuminan en el plano insondable. En este sentido, la pregunta clave es: ¿de qué modo la pintura de Neusa revela el secreto de lo real?

Aunque en la Edad Media se hicieron manuales que proponían significados fijos adosados a los colores y los publicistas insensatos divulgan catálogos inútiles sobre el color, nadie sabe el exacto efecto de los colores en la vida: nadie sabe el modo en que la paleta sinuosa y polícroma nos encanta con su música silenciosa.

No hay nada más arbitrario y feliz que el golpe nítido del color en nuestra percepción. En este marco, las imágenes de Neusa trafican con el misterio, con un sol envolvente e incognoscible. Sus pinturas nos encandilan con una luz indescifrable y dejan que el esplendor nos alcance de un modo maravilloso. Así, nos entregan un trozo del misterio de la vida.

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