a Eduardo Posse Cuezzo
El General Paz es capturado por los soldados federales en un campo de Santa Fe. Rápidamente, engañado, es trasladado a una celda. Aunque intenta escapar una noche inútil, vive encerrado en la Aduana provincial durante noches largas, amargado.
Una tarde, un soldado enemigo le provee de un oficio singular. Le entrega el material suficiente para que ocupe su tiempo.
En sus ratos libres, el General Paz construye jaulas de pájaros.
Aunque la ciudad está rodeada por los esbirros del caudillo Estanislao López, Paz siente que le pesa más la idea de cárcel omnímoda que el sitio desleal de los salvajes. Para Paz, la ciudad es una cárcel y las jaulas reales pululan entre las calles. Quizás por eso elabora jaulas imaginarias, como una forma de engendrar una dimensión paralela.