Jorge Parra, Lilver Tovar, Franklin Romero… tres nombres que quedarán escritos de manera indeleble en la historia, con una tinta hecha con la dedicación, entrega y espontaneidad que caracteriza a los voluntarios de la fundación sin fines de lucro Doctor Yaso, Payasos de Hospital, y del agradecimiento, ayuda y fe que tienen todos los pacientes, trabajadores de la salud y aliados que han sido tocados por la fundación y creen en esta hermosa labor social. Me hace feliz poder decir que también soy parte de Doctor Yaso, siendo de la sede de Guacara, en Venezuela, (Doctores Clown) y estas líneas hablan de mi experiencia en el séptimo Encuentro Nacional de Payasos de Hospital. Fue una ocasión bastante especial, no solo para mi, ya que fue mi primer encuentro, si no por el hecho de que fue el primer encuentro internacional que se organizaba en Venezuela. Le dimos la bienvenida a nuestros nuevos amigos Yasos de República Dominicana, los cuales viajaron desde su hogar hasta Pueblo Vaquero (Estado Carabobo – Venezuela) donde se realizó este singular campamento, cuyos invitados eran exclusivamente los payasos que habíamos realizado una labor excepcional ante los ojos de nuestras sedes durante todo el año. Como recompensa y motivación se nos escogió a mi y a otros 9 compañeros Payasos de Hospital. El encuentro tiene también una motivación diplomática, puesto que su idea es fomentar las relaciones sociales entre los voluntarios de nuestras 26 sedes (Desde Maracay hasta Guarenas, pasando por San Cristóbal, Ciudad Bolívar, El Tigre, Maracaibo y Mérida) así como la capacitación de talleres para perfeccionar nuestro abanico de habilidades como clown (Tales como improvisación, conciencia del cuerpo, comunicación no verbal, beneficios de la risa, globoflexia y terapia lúdica).
Este año la sede hermana de Valencia (Venezuela) tuvo el orgullo de ser nuestra anfitriona. Todos los voluntarios viajamos juntos en un bus cargado de una dicha indescriptible, y durante esos tres días de campamento puedo decir que experimenté una miríada de emociones y vivencias que no había tenido en mis 4 años de carrera psicológica ni en mis 6 años como actor. Fueron risas a granel en la piscina al tratar de hacer una pirámide humana (tradición de los encuentros que simboliza nuestro trabajo en equipo, dentro y fuera del hospital, para sustentar nuestra fundación), fueron también anécdotas muy emotivas a la hora de la cena, sobre nuestras diversas vivencias realizando la labor social. En esa mesa, mientras comíamos nuestra cena, pude escuchar historias sobre niños enfermos que no querían comer en el hospital y que recuperaron la apetencia a través de los juegos de la Dra. Burbujita (Margarita) o de las experiencias de los Yasos aventureros que fueron al Clownpamento de Guayana, entre los que estaba mi dupla y compañero de sede Dino Saurio (Guacara) y la singular Dra. Corazón (El Tigre). Los refrescos iban y venían al compás de nuestras historias, fue enternecedor escuchar a uno de los coordinadores relatar sobre la apertura de un cuarto de residentes en la sede de Valera, bautizado con el nombre de un voluntario que cayó a manos de un infarto, noches después de haber visitado por última vez el hospital en el cual ahora la sala en la que los otros Yasos se cambian para ejecutar su labor, cuelga su bata como símbolo del compromiso de este noble payaso.
Entre anécdotas felices, tristes y llenas de recuerdos, llegó el día más importante de nuestro encuentro, el día del taller, en el que tuve el privilegio de realizar el taller de conciencia y expresión corporal con Franklin Romero (Caracas), uno de los tres fundadores de Doctor Yaso junto con Domingo Mondongo y Luna (Parra y Tovar respectivamente, la pareja de payasos original). Este desgarbado y espontáneo payaso me enseñó dentro del taller sobre guiar y confiar en mi dupla, sobre hablar con la mirada y la importancia de escuchar al otro. Fuera de los talleres tuve la oportunidad de charlar con él en varias ocasiones y me atrevo a decir que es una de las personas más genuinas, analíticas y con la mente más amplia que he conocido hasta ahora. En una plácida tarde frente a la piscina pude conocer más sobre sus proyectos como voluntario, su vida como diseñador/payaso/vegetariano/viajero/improvisador/comediante, etc. Y es grato ver que hay personas con mucha voluntad para beneficiar a su país, personas que son capaces de entregarse en cuerpo y alma para poner su granito de arena en la tierra que aman.
Pasada la tarde llegó una sorpresa para todos los payasos invitados. Luego de que nos cambiamos y nos arreglamos con nuestra indumentaria al más puro estilo Cowboy (haciendo referencia al tema del campamento, ambientado en Pueblo Vaquero, cuya estética hace rememorar a aquellas viejas películas del género Western y a series como Bonanza, de las que mis padres siempre hablan) brindamos por los 10 años de Doctor Yaso. La gran sorpresa vino después de las conmovedoras palabras de Lilver (Luna, Caracas) la única mujer entre los fundadores y esposa de Mondongo, así como su interpretación de «Venezuela’’ acompañada por la Orquesta Infantil de Carabobo. La magia comenzó cuando revelaron el calendario Doctor Yaso 2016, en el que se escoge a un voluntario por sede para salir como imagen de un mes realizando la labor hospitalaria acompañado de alguna celebridad participante de ‘Yaso Por Un Día’. No hay muchas palabras para expresar la humildad y alegría que se siente al ver un cielo abarrotado de burbujas de todos los tamaños, hechas por el mismo aliento de 350 payasos de hospital soplando sus burbujeros como señal de respeto y ver a 23 Payasos en su indumentaria completa tomados de las manos cantando ‘Yo Soy Doctor Yaso’ (interpretada por Guaco). En ese momento solo pude ver la sonrisa de mi ‘madrina’ Yasa, la Dra. Lunita (Guacara) la cual fue seleccionada para ser la imagen de Doctores Clown en esta edición del calendario. El resto de la noche fue una historia bañada en euforia, la celebración de payasos vaqueros había empezado, la noche se llenó de brindis, de baile, de charlas entre personas que hasta ese entonces éramos desconocidos. No puedo recordar cuantas veces pregunté ‘hey ¿de que sede eres?’ ni cuantas veces me preguntaron ‘¿Cómo se llama tu clown?’. Fue una dicha increíble poder revolotear como un ave migratoria social de grupo en grupo, escuché unas 50 historias sobre nombres de los Clowns y de cómo los consiguieron, me reí ante un sinfín de chistes de todo tipo, viví una frustración intentando aprender a usar el diábolo (un juguete tradicional de los payasos también llamado yoyo chino), fui observador de actividades propicias de los campamentos, las serenatas a media noche, las comparsas de los Yasos Guayaneses, el bullicio de nuestros hermanos marabinos (uno de los cuales tuvo el valor de declararse como mi admirador) de los lanzamientos nocturnos a la piscina, etc. En 21 años de vida nunca me había sentido tan parte de algo, puedo decir que Doctor Yaso es una familia que va más allá de la raza, del credo, orientación sexual y ciudad de origen, una familia unida por una razón en común, las ganas de extender una mano amiga al prójimo, de desdramatizar el ambiente hospitalario y de llevar sonrisas y dicha a donde nos necesiten.
Photo Credits: srgpicker