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Dead Poets Society

La Sociedad de los Poetas Muertos: Una carta de amor al arte

“No leemos y escribimos porque sea tierno. Escribimos y leemos poesía porque somos miembros de la humanidad, y la humanidad rebosa pasión. La medicina, leyes, administración, ingenierías son muy nobles y necesarias para sostener la vida, pero la poesía, belleza, romance, amor… Es por eso que vivimos”. Esa frase la encontré repetidas veces y en plataformas distintas, mientras navegaba por mis redes sociales. Su procedencia: La Sociedad de los Poetas Muertos (1989).

Después de ahondar en muchas frases de esta película, el deseo de ver la cinta se hizo presente en mí, y, después de una larga búsqueda, finalmente logré encontrarla. Verla desencadenó todo un torbellino de emociones. Me conmovieron las escenas, lloré con cada uno de los sueños de los personajes, y sobre todo, me enamoré de la poesía, el arte y la belleza que encierra la humanidad.

La sociedad de los Poetas Muertos relata la historia de un grupo de estudiantes, quienes, al igual que una gran parte de la comunidad estudiantil, cree tener sus metas definidas. Sin embargo, nunca han hecho un alto en el camino para preguntarse qué es lo que realmente desean ellos sin estar condicionados por su entorno social. Esto cambia con la llegada del nuevo profesor de literatura Keating – encarnado por Robin Williams – , quien comienza a dar un nuevo rumbo a sus vidas dejándoles ver nuevas perspectivas, que ellos no habían percibido antes.

“Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias”. El Carpe Diem es uno de los mantras principales que les enseña el maestro Keating a los chicos, aprovechar el presente, para que no quede tiempo de agobiarnos pensando en el futuro. Es a partir de esta enseñanza que los estudiantes comienzan a perseguir sus sueños, ideales, lo que consideran correcto para sus convicciones a sabiendas y aceptando que pueden equivocarse, que están apenas empezando a vivir.

Crean un club que llamarán La Sociedad de los Poetas Muertos, y cuya finalidad es la de reunirse a leer poesía y disfrutar de la belleza que emana de ella. El club está conformado por siete estudiantes, quienes antes de encontrar en la poesía una forma de ver el mundo, seguían las órdenes de sus padres, creyendo que eso los llevaría a la felicidad, o al menos, que aseguraría su futuro financiero y en consecuencia la tranquilidad. Luego de que el maestro Keating empieza a pasarles todo su conocimiento, los ideales de cada uno comienzan un proceso de deconstrucción. Si en un principio estaban seguros de sus metas y sus planes, ahora comienzan a dudar y se llevan una gran sorpresa cuando se dan cuenta que sus pasiones son completamente distintas a las que creían tener.

Neil Perry, uno de los estudiantes ya antes no sabía con certeza si deseaba seguir el camino de su padre, tras la relación con el docente, se da cuenta de que su vocación es otra, que es el teatro lo que conmueve su alma y lo hace sentir vivo. Sin embargo, como en cada película debe existir un nudo en la trama, en esta, es Neil – Interpretado por Robert Sean Leonard – el protagonista del mencionado nudo. Él seguro del sueño que ha escogido y del camino que desea enfrentar para conseguirlo, habla con su padre, quien se opone firmemente y además asegura que el maestro Keating se ha convertido en una influencia pésima para los estudiantes, que su único resultado como educador, ha sido el de llevar a los jóvenes por el camino de la rebelión y el caos.

¿Desde cuándo educar desde el arte y el amor se ha convertido en una forma de rebelión? Piensa John Keating, quien lo único que ha hecho durante la cinta es demostrarnos lo bello del arte y el amor en la educación. Quizá la rebelión surge cuando defendemos con pasión nuestras ideas, cuando comenzamos a pensar en vez de callar, al igual que los estudiantes quienes estaban buscando su idea de felicidad, un concepto para el cual el mundo rígido y cuadriculado de esa sociedad no estaba preparado.

Más allá de escribir una reseña de esta película, deseo compartir el amor que le tengo ya que no solamente subraya el valor del arte y la creatividad sino que me ayudó a buscar mi propio rumbo. La Sociedad de los Poetas Muertos es el Carpe Diem hecho película. Robin Williams ya no está entre nosotros, un día también deberemos desaparecer, así que toma particular relieve la pregunta ¿qué estamos haciendo hoy para hacer de nuestra vida una historia memorable?

A través de estos escritos yo estoy intentando mostrarles un poco el amor que tengo por el cine y buscando de distintas maneras conmover su ser, para que sientan lo mismo que yo cuando veo alguna película que me emociona particularmente. No sé si el día de mañana mi historia será memorable, pero tengo la certeza de que si lo que escribo le llega al menos a uno de ustedes, las palabras que con tanto amor nacen de mi alma y son plasmadas aquí, serán inmortales. Estoy agradecida a la película La Sociedad de los Poetas Muertos, porque sé que el arte es una parte de mi alma, y el Carpe Diem se convirtió en mi frase de cada mañana.

Que la vida sea de ahora en adelante más que un poema y nuevos deleites.

La Sociedad de los Poetas Muertos (1989)

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Rodrigo
Rodrigo
1 year ago

Casualmente veo hoy esta película después de tantos años. La verdad no la recordaba muy bien y verla fue tan conmovedora y divertida, hasta esa parte trágica donde es imposible no acabar botando lágrimas. Pero la película deja ese fuerte mensaje, de vivir cada día como si fuese el último, porque quizás puede serlo y entonces si no hacemos nada de aquello que nos apasiona ¿entonces qué? Muy buena película y muy importante el mensaje que transmite.

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