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keila vall
Photo Credits: Lucho Mosqueira ©

La poesía es un buzo muerto en el ojo de Dios

A veces el amor guarda silencio y eso está bien. No se ha ido, no es más débil, no está a punto de morir. Está en silencio. En esos días uno quisiera abandonar, irse, olvidar; lo que sea por huir de ese sonido chicharra, por no vivir ni un segundo escuchando ese silencio que aturde sin hacerse notar. A veces se llora se emplaza se intenta que el otro hable, bese, quiera. Como si eso fuera posible. Como si uno no supiera (y en el fondo siempre sabe), que cuando alguien quiere irse ya se fue. Cuando alguien no quiere entender(se) ya olvidó el idioma. No tiene diccionario. Cuando el amor está dormido, es un recipe morado a la orden del día.

A veces uno decide hacer o se encuentra a sí mismo haciendo el ridículo, intenta atrapar la cuerda por un extremo y detenerla con el peso muerto del propio cuerpo. Enroscar la mano en la cuerda y dejarse estrangular por ella si es necesario con tal que el otro no se aleje, no se calle, no deje de besar. Y de pronto no hay nadie, nadie que hale, nadie que sostenga, nadie que pelee su extremo. Se cae en aquel precipicio, en ese pozo. En un blue hole sin bombona ni chapaletas ni nada.

Cuando se acepta que el amor guarde silencio, en ese mismo instante, se descubre también la voluntad propia, o la falta de voluntad. Las pocas ganas de besar de uno mismo.

No hay.

Pase otro día.

No hay.

Cerrados por luto o por cansancio o por, sí, usted adivinó. Por silencio.

El amor de largo aliento a veces se queda sin aliento. Hay que sumergirse. Dejarse posar en el fondo del túnel azul mientras las burbujas suben. La poesía es un buzo muerto en el ojo de Dios, Bolaño dixit. Toma tiempo entenderlo, sentirlo en los huesos, a veces se olvida. El amor a veces muere y revive. Sube el buzo.

A veces el amor está en silencio. Y eso está bien.

El buzo muerto en el ojo de Dios. Lo imagino como un puntito en aquel ojo. Lo imagino. La pequeña burbuja, la última que sube poco a poco a la superficie antes de no más. El buzo con su traje de látex negro. Un buzo que es un pez. Baboso. Pobre. Con su mascarilla su bombona sus chapaletas. Pequeño en el fondo de ese ojo. Como un brillo apenas en ese ojo. Pobre buzo, no le sirvió de nada su traje. Ese sí se murió.


Photo Credits: Lucho Mosqueira ©

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