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Zugunruhe
Zugunruhe

«La mano brújula»: crónica de una traducción

Lo maravilloso de las traducciones
es que una se da cuenta de las locuras que escribe.
Kelly Martínez-Grandal

En la primavera de 2019, formé parte de un seminario de traducción ofrecido por el Departamento de Español de la Universidad de Iowa. Estaba allí para obtener un Máster en Escritura Creativa y los talleres literarios se complementaban con seminarios y clases de posgrado. Al inicio de mi aventura literaria en el MFA, una de mis grandes aprehensiones fue el componente de los talleres de poesía. Nunca me había considerado una fan del género —mi mente pragmática se resistía a aquella forma literaria— pero a partir del programa de escritura me di cuenta de que si la poesía me había intimidado era en realidad porque mi escaso contacto con el género había ocurrido casi siempre en un contexto tradicional. Y a mí lo tradicional me aburre mucho. Sin embargo, desde la experiencia ‘Iowa’ comencé a leer exclusivamente poesía contemporánea, tanto lo que se está haciendo en inglés, así como lo que están creando bajo distintas influencias los poetas latinoamericanos que viven en Estados Unidos.

Descubrí entonces una poesía valiente y dinámica que conversa con el mundo y la realidad actual. Una con la que yo misma he estado experimentando en los últimos años. Fue en este contexto —y a través de la antología Aquí [Ellas] en Miami, publicada por Katakana Editores— que llegó a mis ojos una selección de la autora cubana Kelly Martínez-Grandal justo cuando necesitaba elegir una obra para el trabajo final del seminario de traducción.

A la par de aquel seminario, tomé también uno que fue impartido en el prestigioso espacio del Iowa Writer’s Workshop y que me llevó a la lectura de obras provenientes de varios rincones del mundo en su traducción al inglés. Entre las enseñanzas y comentarios que más resaltan de aquella experiencia, algo que caló profundamente fue que, en su esencia más simple, una traducción se trata de «una lectura personal y comprometida».

«Translating is the most profound, most intimate way of reading», comenta en su novela In Other Words la escritora británica de ascendencia india y nacionalidad estadounidense Jhumpa Lahiri. No es posible lograr ese nivel de intimidad con cualquier texto: debe ser algo más que un simple gusto. En el caso específico de mi proyecto para el seminario, la obra elegida acabó siendo aquella por la que sentí esa afinidad íntima y profunda que propone Lahiri. Y es que la belleza mordaz de los poemas de Kelly Martínez-Grandal me golpeó y me conmovió. Aquellos textos hilados finamente con el lenguaje del mar y de la nostalgia despertaron en mí un sentido de urgencia y de añoranza por la palabra y supe inmediatamente que había encontrado mi proyecto, que traducir aquellos poemas sería una experiencia vital y enriquecedora. Que habría un antes y un después como pasa con toda obra que acaba enamorándonos aun más de la literatura.

En aquel momento, los cinco poemas que me propuse traducir formaban parte de una colección inédita con el título de Zugunruhe. Lejos estaba de imaginar que aquella colección acabaría siendo publicada por la misma casa editorial que hace un par de meses publicó mi propio libro de crónicas. Es exactamente este tipo de coincidencias las que me hacen sospechar que existen conexiones en el universo escritural y literario más allá de lo explicable, un repositorio de energía creativa que alimenta nuestra escritura y que nos arroja lucecitas de bengala para guiar nuestro camino.

Zugunruhe de Kelly Martínez-Grandal fue publicada en una edición bilingüe por Katakana Editores en octubre de 2020, un año y medio después de que yo trabajara cinco de los poemas que forman parte de esta colección para el proyecto final de mi seminario. Maravillosamente traducida por la reconocida poeta, ensayista, traductora, activista y fotógrafa, Margaret Randall, la obra nos presenta cada uno de los poemas en su versión original en español junto a su correspondiente traducción al inglés.

De origen alemán, el término zugunruhe es una palabra compuesta: zug (movimiento, migración) y unruhe (ansiedad, inquietud). Se utiliza en la etología para hablar de la ansiedad migratoria de los animales, sobre todo los pájaros. Martínez-Grandal siente que es un término perfecto para describir esa ansiedad que acompaña al ser emigrante desde el momento que decide o es obligado a emigrar al igual que cuando debe adaptarse al lugar al que se ha trasladado.

La autora empezó a escribir estos poemas luego de que su padre falleciera en Miami. Cuenta que cuando recién lo internaron en el hospital, ella salió a caminar y se encontró de repente en un cementerio. En aquel momento tuvo la realización de que en la mayor parte de los cementerios en Miami —por no decir todos— muchas de las personas allí enterradas fueron en vida seres migrantes que no pudieron ser enterrados en su lugar de origen. Esa imagen la conmovió mucho y a partir de la misma surgieron poemas que exploran el tema de morir antes de poder regresar a la tierra de uno, la experiencia migratoria de las comunidades inmigrantes que viven en Miami, y la experiencia migratoria de la propia autora quien se considera doble inmigrante por haberse trasladado de Cuba a Venezuela y luego de Venezuela a Miami.

A lo largo de esta aventura de traducción, fueron dos las ideas que me guiaron y acompañaron. La primera, un deseo de acercarme lo más posible a la lengua meta —el inglés. Imaginé una audiencia que no iba a estar muy familiarizada ni con el idioma español ni con las culturas latinoamericanas y quise, a toda costa, facilitar la lectura para esos lectores meta. Uno de los musos detrás de este acercamiento fue Umberto Eco con su idea de que la «traducción es interpretación». Por eso, mi objetivo primordial no fue encontrar una equivalencia entre el español y el inglés sino trabajar una interpretación del texto en la lengua meta que permitiera a un grupo de lectores que no lee en español acceder a los poemas de Martínez-Grandal sin necesidad de explicaciones o pies de página. Sin embargo, a pesar de este objetivo, me pareció importante recordar a mi audiencia imaginada que el idioma original de estos poemas no es el inglés. Fue así que —cuidando de que esta decisión no afectara la lectura o comprensión del texto— cuando encontré una oportunidad, integré a la traducción varios términos en español.

Mi segunda idea-brújula fue construir una interpretación de cada poema a partir de las imágenes y emociones transmitidas por la autora. En una entrevista para The Paris Review, Audrey Harris compara su experiencia como traductora de los cuentos de Amparo Dávila a un intento de representar en un lienzo el sueño de alguien más. Me identifico con esto ya que a lo largo de mi traducción quise reflejar lo que evocó en mi la poesía de Martínez-Grandal y para lograr este objetivo, me otorgué una licencia creativa, reinterpretando algunos versos de tal manera que lograse conservar las imágenes capturadas desde mi lectura. Relaciono esta perspectiva a la idea de Walter Benjamin acerca de la función del traductor cuando dice que «consiste en encontrar en la lengua a la que se traduce una actitud que pueda despertar en dicha lengua un eco del original».

Inicié entonces este proyecto de traducción con la conciencia de que el resultado sería un texto distinto al original —un texto en el que prevalecerían las imágenes. Lo más relevante para mí era lograr que los lectores anglosajones tuvieran la oportunidad de disfrutar y sentir los poemas de Martínez-Grandal de una forma cercana a como yo lo había hecho. Por lo tanto, mi traducción no iba a resultar en una especie de glosario, como es el caso de algunos proyectos. Pienso por ejemplo en la traducción al español por parte de Jeannette L. Clariond de la Poesía completa de Elizabeth Bishop en la que el objetivo aparente fue conseguir una equivalencia palabra por palabra.

Durante mi traducción utilicé también la técnica del native speaker test, sometiendo un borrador de mi traducción a un hablante nativo de inglés quien no es bilingüe. Este lector meta observó que la traducción incluía términos que no son comúnmente usados en un contexto anglosajón. Fue el caso de la figura de la ‘estrella polar’ que yo inicialmente había traducido como ‘pole star’. Este término no pasó el native speaker test y recibí la sugerencia del término más familiar de ‘North Star’.

Otra consideración importante para mi proyecto fue el registro lingüístico. Con la excepción del poema «Exequias», el lenguaje de la voz poética en los textos originales es mayormente coloquial por lo que intenté reflejar este registro a lo largo de la traducción. Para lograrlo tomé en cuenta una de las discusiones que mantuvimos en el seminario respecto a los cognados que derivan del latín y como estos pueden salirse del registro coloquial en inglés. Quise también mantener el tono y el ritmo de los poemas originales, por eso siempre que fue posible, traté de usar el mismo número de palabras, mantener los cortes, y preservar el tono de oralidad que late en la obra de Martínez Grandal.

En ciertas instancias me tocó clarificar algunos términos para facilitar la lectura en el idioma objetivo. Ocurrió con el verso ‘presiento su galaxia de estrella niña’ perteneciente al poema «Tuétano». Durante el native speaker test, el lector meta observó que una galaxia se compone de varias estrellas, no solo una, y que eso afectaba la claridad de la imagen en un contexto anglo. Entonces decidí utilizar el plural para la traducción y quedó como ‘I sense her galaxy of infant stars’.

Durante el seminario conversamos que cuando nos enfrentamos con un término complicado de traducir por el contexto lingüístico o cultural, se nos presenta la alternativa de ser creativos, de jugar un poco con las palabras o imágenes. Este fue exactamente el reto que enfrenté al traducir el término ‘cariaquito morado’ correspondiente al poema «Rito». Ninguna de las traducciones que pensé para cariaquito morado fluía con el texto y eventualmente llegué a la realización de que mantener el término en su idioma original no interrumpía la comprensión y fuerza del poema, ya que en el contexto se entendía que era un elemento peculiar necesario para llevar a cabo el rito en cuestión. Se presentaba además como una excelente oportunidad para recordar al lector que lo que estaba leyendo no fue creado en inglés. Lo contrario me pasó con los versos ‘Remo y rezo / una letra de diferencia’ correspondientes al poema «Balsero». Si decidía conservar en español los términos del primer verso para que ‘una letra de diferencia’ tuviera sentido, habría tenido que incluir una nota al pie de página explicando el significado de las palabras ‘remo’ y ‘rezo’ ya que no se entendían en contexto. Sin embargo, desde un principio había decidido que no utilizaría pies de página. Quería que los poemas se sostuvieran por sí solos, así que mi traducción en esta instancia particular refleja una interpretación totalmente personal. En mi lectura interpreto que tanto remar como rezar —en esas circunstancias, para aquellos balseros— parecían acciones igualmente desesperadas. Por eso mi traducción de estos versos quedó así: I row and I pray / almost the same thing.

Y hasta aquí llega esta crónica de traducción, queridos lectores. Solo queda recordarles que mi proyecto tiene una vida aparte respecto a la manera en que aparecen publicados estos poemas —tanto en español como en su traducción al inglés— en el libro Zugunruhe (Katakana, 2020). Mi traducción es una foto instantánea, un momento de comunión personal con versos que me impactaron y embrujaron. Una estrella más en la galaxia de lecturas que auguro para estos poemas que abrazan y rompen.

No puedo acabar el recuento de esta aventura literaria sin compartir el resultado de mi proyecto tal cual fue presentado para propósitos del seminario. Utilicé dos columnas e inserté cada una de mis traducciones junto a los poemas originales para facilitar la evaluación de mi trabajo. Espero que ustedes también disfruten del contacto con estos versos, que se dejen seducir por el poder sensorial del lenguaje y las conmovedoras y sugerentes imágenes que habitan el universo lírico de Kelly Martínez-Grandal. Estoy segura de que no podrán conformarse solo con una muestra. Zugunruhe los espera para que sean parte de su rito. Para embrujarlos con su «arrullo turquesa».

 

Rito

Ve al agua,
escupe en el río.
Gira tres veces.
Un guamazo de ron, cariaquito morado,
amárrate una penca en la espalda
y persígnate
contra tanto manigua afuera
y tanta bruja y tanto diablo
y tanta culebra de siete cabezas.

 

Ritual

Go to the water
and spit in the river.
Turn around three times.
A shot of rum, a bath of cariaquito morado,
tie aloe vera to your back.
Cross yourself
against the jungle out there
and all those witches and all those demons
and all those seven-headed snakes.

 

Boat people

Los trajeron en barcos, amarrados como bestias.
Congos, creían que cuerpo y alma
al morir
regresaban juntos a la tierra de los ancestros.

Unos se lanzaron al mar, otros
llegaron a Haití,
a la mordedura blanca,
cuerpos sin casa que podían ser revividos.

Luego vinieron los boat people,
miles de muertos en el Estrecho de La Florida.

-No te juntes con haitianos- me dijeron- No trabajes con haitianos.
Con el vudú no te metas.
Pero una enfermera haitiana acuna a mi padre en lopital,
con ojos compasivos lo ayuda a morir.

Hollywood hace películas sobre zombis,
series sobre zombis
zombis sobre zombis
malísimos
que se comen e infectan todo
y una enfermera haitiana acuna a mi padre en lopital,
[lo ayuda a morir,
la bata blanca de Madame Brigitte.

Pero no te juntes con haitianos, me dijeron.
Los trajeron en barcos,
amarrados como bestias.

 

Boat people

They brought them in ships, chained like animals.
Congos, they believed that body and soul,
in death,
returned together to the land of their ancestors.

Some of them jumped into the ocean, others
arrived in Haiti,
to the white bite,
homeless bodies that could be revived.

Then came the boat people,
thousands of bodies in the Strait of Florida.

Don’t mix with the Haitianos, they told me, don’t work with the Haitianos.
don’t you mess with voodoo.
But a Haitian nurse cradles my father at lopital,
with gentle eyes she helps him die.

Hollywood makes movies about zombies,
shows about zombies
zombies about zombies
horrible zombies
they eat everything and infect everything
and a Haitian nurse sings to my father at lopital,
[helps him die,
Madame Brigitte’s white robe.

But do not mix with the Haitianos, they told me.
They brought them in ships,
chained like animals.

 

Exequias

Dadle un velo a la viuda,
ocultadla del mundo,
prended ya las lámparas.
Ha muerto el esposo en tierra extranjera,
no hay pater familias que oficie las ceremonias.

Habrá que atravesar el ponto
por siete días
con siete noches,
inmolar un cordero para las exequias.
Habrá que enrumbar las naves
cuando despunte el sol.
Vivir el luto es vivir la larva:
una viscosidad deforme con muchas cabezas.

El rey ha muerto,
sonad las caracolas,
que nadie hable.
Se ha derramado su hogar como leche en un cuenco.
Ha muerto el esposo
en tierra extranjera.

 

Exequias

Give the widow a veil,
hide her from the world,
light the lamps now.
Her husband has died in a foreign land,
there’s no pater familias to officiate the ceremony.

The sea shall be crossed
in seven days
and seven nights,
sacrificing a lamb for the exequias.
The ships must be guided
at the break of dawn.
To inhabit grief is to inhabit a larva:
a deformed viscosity with many heads.

The king has died,
sound the seashell horns,
no one shall speak.
Her home is like spilled milk.
Her husband has died
in a foreign land.

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