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willy wong
Photo by: Neo ( 吳 ) ©

La inmovilización de las canas

Puedo soportar la privativa de mis festejos amicales. Más de seis meses sin ver a mis bastiones y bufones, probablemente no melle mi adorado y resguardado espacio para el ocio. Aún tengo reserva de carcajadas e inmadureces que nos permitimos los cuarentones, en las reuniones que evocan nuestros años veinteañeros. Puedo también controlar los deseos locos por merodear los negocios mundanos del capitalismo promovido por occidente, pero que se produce en el oriente. Un par de trapos menos en el closet aliviará mi alérgica aversión a los ácaros, además de salvaguardar varias monedas que quizás me sirvan para una merienda en tiempos de crisis. Puedo asimismo estancar los afanes de las aventuras caballerescas. Varios y muy románticos amores he tenido en lo que va de mi década de soltería. Suspiros al oído y bellezas a la vista podré retomarlos cuando la revelación del milenio llamada vacuna, sea el premio que se clave en el pellejo de uno de mis hombros.

Puedo realmente aguantar la melancolía de tantos actos que, a la ligereza de las percepciones, son meras banalidades de un citadino metropolitano. Cotidianidades casi sin alma que de a poquitos, como sorbos de agua fresca y mineral, paliaban mi sed humana acostumbrada a deambular por las ciudades con libertad y sin tapabocas. Sin embargo, pese a la programación de mi masa encefálica para tolerar el doliente encierro, existe un escenario empático imposible de ser sostenido por la hamaca en la que descansa mi hipotálamo. Como yunque que se suelta desde la terraza de un rascacielos, mi corazón se desploma al presenciar la cuestionada y tajante inmovilización de las canas. Se estrujan mis sentimientos y mis lagrimales al ver que, en este entorno de guerra prosaica, la sabiduría sexagenaria y sus mayores siguen confinados en el olvido de los quehaceres callejeros. Puedo sinceramente soportar los creados avatares de esta pandemia, mas no la impotencia y la tristeza zurcidas en las pupilas de los adultos mayores.


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