En la entrega anterior propuse una serie de imágenes creadas a partir de la puesta en escena: la idea antecediendo el acto de fotografiar.
En esta oportunidad hago uso de la fotografía como documento, para registrar un instante encontrado, detenido, donde la ausencia de la anécdota le da un carácter silencioso a lo que está frente a nuestros ojos.
Es el encuentro accidental de la ruina que es huella y memoria de una vida ya inexistente. Es una representación del deterioro y la desintegración de escenarios que colapsan por un progreso impasible ante las realidades subjetivas del otro.