CARACAS: Rafael Castellanos, un historiador y oriundo del estado Trujillo se desempeñaba como director de publicaciones del Palacio de Miraflores en 1975. En ese mismo año fundó una librería, solo para vender libros de autores venezolanos; fue así como abre sus puertas La Gran Pulpería del Libro Venezolano.
Según me comentó Castellanos, que ya hoy día está retirado y va muy poco a la librería, el concepto de la librería (solo para autores venezolanos) no prosperó, por lo que a los pocos meses, se dedicó a la compra y venta de libros nuevos y usados de autores de todas partes del mundo. Y desde entonces la actividad no ha parado.
Transitar por los pasillo de la Gran Pulpería, es similar a traspasar un portal temporal pues, no sólo encuentras libros sino también antigüedades. La librería está organizada por pasillos temáticos, y según el inventario, existen más de 3 millones de unidades entre libros, folletos, documentos históricos (incluso cédulas reales genuinas que datan de 1.635).
En sus recovecos se puede conseguir desde una estatua de Darth Vader (el famoso villano de las guerras de las Galaxias), hasta un escritorio que perteneció al mismísimo General Juan Vicente Gómez.
Castellanos describe a su librería como “un museo dentro de la diversidad cultural” y al igual que en la extinta Librería Lectura, por sus instalaciones se han paseado personalidades como: Jacinto Pérez Arcay, Guillermo Morón, Ramón J Velásquez, José Vicente Rangel, Mario Vargas Llosa, el ex presidente colombiano Belisario Betancur y el compadre de Don Rafael Castellano, el fallecido Premio Nobel Gabriel García Márquez.
A pesar de la crisis y de los costos, la Pulpería del Libro continúa brindando a sus visitantes títulos sorprendentes y antigüedades únicas. Tal y como me ocurrió a mí, que compré el libro de García Márquez “Cuando era feliz e indocumentado”. Y al abrirlo estaba autografiado por el autor.
La Gran Pulpería del Libro Venezolano está ubicada en la 3era Transversal de las Delicias de Sabana Grande, justo en frente de la Alianza Francesa y de la sede del Banco Industrial de Venezuela.
Photo Credits: Ian Collins