Es una locura intentar vencer donde los verdaderos héroes han perdido, pero sabemos muy bien que estamos locos.
No nos queda más que reivindicar el mundo, repetir el pasado hasta recuperarlo. O al menos reivindicar lo que tanto hemos leído, claro, sin dejarnos engañar. Leer es uno de los sinónimos secretos del Pasado pero más de una vez la literatura se delata a sí misma como una forma de futuro.
Hay que repetir la escena -del crimen- una y otra vez hasta que todo el mundo sepa lo que pasó. Hay que repetir hasta evitar lo pasado. «¿No puedes repetir el pasado?» dice entre mis manos El gran Gatsby mientras voy en el tranvía «Claro que se puede» me responde «Claro que se puede».
Me he montado en el tranvía a la misma hora durante todo un mes. Cuando me consigo a los controladores, ven mi ticket validado, y piensan que fue esa misma mañana de ese mismo día cuando lo hice. El Ahora es un arma de doble filo. En el mismo ticket se puede ver la fecha completa, ellos simplemente ven la hora.
Ojalá fuese tan fácil engañar los otros tiempos, a los controladores invisibles. Quizá el engaño más grande entre este mundo y el otro es hacernos creer que una misma llave sirve siempre para la misma puerta. «¿No puedes repetir el pasado?» Es que el cerrojo ha cambiado «Claro que se puede».
Gatsby, una puerta nunca es la misma puerta, diría Heráclito. Desde que tocaste a cuando la abren ya el río cambió. La Verdad no es suficiente, las mujeres necesitan que les mientan, nosotros necesitamos mentir. Sí se puede repetir el pasado ¿si no por qué sigue aquí con nosotros?
Ahora espero tranquilamente que la catástrofe de mi personalidad vuelva a parecer hermosa, e interesante y moderna.
Si tan solo pudiese volver al inicio, saber cuándo volverá a pasar, tomando una vez más el tranvía a la misma hora con el mismo ticket pensando en los mismos héroes vencidos, heredando el sueño incorruptible de lo que se repite y de lo que puede ser salvado, y casi sin darme cuenta, como una nube sobre mí, volver a sentir la presencia renuente del pasado.
Photo Credits: Nicolas Alejandro