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mario blanco
Photo Credits: Liz Furze ©

La Batalla de Québec en los Planos de Abraham

Todos los seres humanos tenemos algo de orgullo, y no solo, también algo de vanidad, salvo excepciones. Durante los cursos de aprendizaje del francés, mientras estudiaba la historia de este gran país, Canadá, y en específico de Quebec, enorme y maravillosa provincia, noté que la fecha en que discurrió uno de los más importantes acontecimientos históricos coincide con mi fecha de nacimiento 190 años después. Me sentí halagado, y pensé que la vida, cual ficha de un rompecabezas, me había llevado a buscar este derrotero, Quebec para construir mi futuro.

Pienso por otra parte en mis nietos canadienses y me pregunto cómo reaccionarán cuando estudien este mismo evento histórico.

La Nueva Francia luchaba por su subsistencia, en los últimos días de la famosa guerra franco-india. Estaba asediada por los ejércitos de la Gran Bretaña, cuestión que dio lugar al decisivo encuentro bélico llamado, Batalla de Quebec, en los hoy famosos, Planos o Llanuras de Abraham, a pocos kilómetros de la propia ciudad de Quebec. No pienso relatar los detalles de esta batalla que terminó con la victoria de Gran Bretaña que logró el dominio del Canadá de forma oficial a través del Tratado de París en 1763. No obstante, hay varios elementos de suprema importancia a destacar. Uno de ellos es que, como resultado de esta lucha, ambos generales jefes, el francés, de Montcalm, y el británico, Wolfe, perdieron la vida cada uno en su empeño de vencer. Pero lo primordial a destacar es que, si bien Inglaterra se impuso en esta batalla crucial y logró el dominio de Canadá, y para los quebequenses esta sea una fecha triste, porque marca el comienzo de la dominación inglesa, para la gran mayoría, Quebec como provincia o nación, nunca ha sido vencida. Jamás Quebec ha dejado su vida y costumbres franco-autóctonas, culturalmente nunca ha sido conquistada ni vencida, no solo porque mantuvo el predominio de su lengua, sino también una idiosincrasia propia, genuina, en parte mezcla de dos culturas, la de los indios autóctonos de aquella época, y la de la antigua cultura francesa, que es, a su vez, diferente de la que prima hoy en la actual Francia. La idiosincrasia quebequense no es puramente francesa, surgió de los criollos quebecos con la fusión de costumbres indígenas. Ciertas comidas y la adaptación al crudo invierno, la simbiosis de ambas culturas, aunque con una mayor influencia europea la caracteriza al punto que muchos hablan del país Quebec, una región en la cual la religión predominante es la católica, y donde se sigue viviendo bajo las reglas generales del código civil francés.

Por otra parte, la colonización o más bien el dominio de este territorio respetó por conveniencia a los indios autóctonos, por su apoyo de ambas partes, ya que los iroqueses se aliaron a los británicos y los hurones a los franceses, por tal motivo la influencia india, aunque poca, matizó siempre de algún modo la cultura importada desde ambas naciones. La primera alianza documentada entre franceses y amerindios data de 1603, según datos ofrecidos por el navegante y descubridor Samuel de Champlain, acuerdos que relacionaban al jefe indio Anadabijou y el francés Gravé du Pont. Hoy en día se le respeta la autonomía india a lo largo de 400 000 km cuadrados de tierra, el 26 % de Quebec.

Quebec tiene su fiesta nacional el 24 de junio, Dia de Saint Jean Baptiste. El acento del francés quebequense se diferencia del francés actual, al punto que una vez durante un trabajo voluntario, un joven francés me dijo que no entendía la lengua de aquí, y que, en su opinión, hablaban el franciano, la lengua de la antigua Galia. Hay muchas familias quebecas que no aprenden el inglés porque lo rechazan. En 1960 surgió la llamada, Revolución Tranquila, movimiento independentista, que transformó la sociedad quebequense, la hizo más progresista, aunque su éxito general fue limitado. Es el único lugar de Norteamérica donde se saluda dando dos besos, uno en cada mejilla. En la vida social las personas se tutean sin que eso sea visto como una falta de respeto. Desarrollan la auténtica tradición primaveral de la Cabaña de Azúcar, evento culinario donde la mayoría de los platos tiene el ingrediente de la savia del árbol del Arce, tradición autóctona amerindia de muchos años. Son famosas las ventas en garajes durante las cuales, sin infringir la ley, las familias pueden desembarazarse de artículos y muebles innecesarios poniéndolo a la venta frente a sus casas a precios muy bajos, y donde el que compra puede negociar todo lo que se le antoje. Las personas pueden dejar sus zapatos y los niños los juguetes a la entrada o al exterior de las casas sin que nadie piense en robarlos. A principios del mes de septiembre, durante un fin de semana se realiza la fiesta del maíz, llamada: Blé d Inde. En Montreal se realiza el festival del Jazz y también del orgullo gay. Las leyes reconocen los derechos ancestrales de los autóctonos en sus territorios, donde poseen su propia jefatura policiaca y no pagan impuestos. No todo es color de oro en las relaciones con los autóctonos, pues en ocasiones los amerindios han realizado protestas, pero la convivencia y el respeto siempre han primado, y se han encontrado soluciones que permiten que ambas culturas convivan en armonía.

Lo que define una nación son sus costumbres, territorio, lengua, historia, tradiciones. Todo esto prima en Quebec, que si bien cuente con un gobierno soberano, es una provincia de Canadá, que forma parte a su vez del Commonwealth, representado por la reina de Inglaterra. Es un concepto que la mayoría de los quebequenses rechaza, y en lo personal coincido con ellos. En Canadá perviven dos naciones, la canadiense políticamente aceptada, y la quebequense moral e históricamente establecida.


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