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lara
Photo Credits: Jeremiasz Dx ©

Krzysiek (pronunciación aproximada Shishek)

The scene is memory and is therefore nonrealistic.

Memory takes a lot of poetic license…. for memory

is seated predominantly in the heart.

 Tennessee Williams

Verano 2004.

Ya que la memoria es subjetiva y está colmada de una poesía personal, esta es la memoria que les ofrezco de Krzysiek: ni una foto, ni una dirección, ningún teléfono, ni un registro del timbre de su voz. Han transcurrido diez años así que opto por escribir esta memoria antes de que ya no quede de ella ni un sólo vestigio.

Krzysiek joven de 25 años, cabeza rapada, belleza eslava en plenitud. Vigilaba que nadie viniese para que yo pudiera tomar fotografías en áreas prohibidas, una rancia cámara de tortura nazi ubicada en el sótano de lo que hoy es un banco. Las extrañas e intrusas actitudes de una turista joven, belleza latina en plenitud, que quería mostrarle a ciertos incrédulos la real existencia de esos lugares. Pero de él, ni una foto, ni una dirección, ningún teléfono de lo realmente valioso: el humano, el rostro preocupado de Krzysiek, cumpliendo una labor que no era la suya: caminar conmigo por toda Varsovia, la ciudad del Fénix. Días y horas siendo mi vía de circulación. –This is not Warszawa! (¡Esto no es Varsovia!)– me decía en una combinación de polaco e inglés, cada vez que pasábamos frente a un castillo o palacio, o mientras caminábamos por el elegante barrio de Wilanów. -This is not Warszawa! ¡Así no vivimos aquí! – insistía. Krzysiek, ocupación: mensajero de la embajada; profesión: nutricionista. Deberes producto del subempleo: entregar y recoger documentos a pie por toda la ciudad y de paso llevarme a mí con él. Aproximadamente dos mil cuatrocientos kilómetros cuadrados para conversar y mirarnos el uno al otro con incertidumbre y curiosidad. A pie por las murallas del Barbakan. Ahí vamos siempre frente a la Sirena, patrona de la ciudad que dio luz a Cristina Chojnowska, Irena Sendler, y a Marie Curie. Mayor miedo: estar muy viejo para casarse. Me lo confesaba cada vez que veíamos a una pareja de recién casados salir corriendo de las iglesias para tomarse fotografías en los monumentos de la ciudad como dicta la costumbre. Yo le decía –Don’t worry you’re still a baby (no te preocupés aún sos un bebé)- y me miraba con su adorable sonrisa polaca mientras preguntaba una y otra vez –Do you really think so? (¿ en verdad lo creés?)– Es verano y las calles en su honor se visten de flores, la música de los talentosos habitantes se desborda en todas las esquinas: aquí alguien interpreta a Chopin, allá ensaya una banda su música original, y en la entrada del metro canta un grupo de jóvenes acompañados de una virtuosa guitarrista. Krszysiek me dice que no vea eso porque –This is not Warszawa! Esas mujeres que acabamos de pasar en la esquina ¿qué creés que están haciendo?- Dos altas y rubias figuras vestidas de botas y encaje negro posando en una esquina bajo el ardiente sol estival. -Es la verdadera Warszawa quien las obliga- se lamentó.

Su vicio secreto: el papieros. Con mucho temor me confesó que fumaba mientras aprovechaba para encender un cigarrillo, me pidió encarecidamente que no le mencionaría nada a la cónsul de quien yo era huésped. Pensaba que si descubrían que fumaba perdería su trabajo. El miedo de Krszysiek aparentemente irracional tenía una base lógica, pues el desempleo había alcanzado casi el 20% el último año y el subempleo rondaba el 30% , -This, tak, is prawdziwa Warszawa (Esta, sí, es la verdadera Varsovia)- me aseguró en pol-english.

Así pasamos tardes y tardes en la asoleada capital polaca: comiendo fresas, mirándonos directamente, entrando y saliendo de recintos llenos de alto contenido poético, entregando documentos, mirándonos de reojo, torres con placas de listas de personas masacradas, vendedores de insignias, broches y boinas, jardín en el techo de la biblioteca, pierogui y cerveza por ahí, un tanque por allá, un beso entre ciudad vieja y ciudad nueva entregando cartas oficiales. Hay que ver que en Varsovia, en el verano, la tarde se acaba pasadas las 10 de la noche.


Photo Credits: Jeremiasz Dx ©

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