A Honoria Zelaya de Nader
No creía en los presagios
Suetonio
El arúspice lo anuncia. Julio César no cree en presagios. Su esposa sueña que se desploma el techo de su casa, que lo matan impunemente en sus brazos, que las puertas se abren abruptamente.
Un desconocido le presenta a César un escrito en el que se revela la conjuración. César lo guarda. Lo desprecia. No lee que en letras latinas está escrito su destino.
Un romano lo ataca por la espalda y el aire se llena de cuchillos. Marco Bruto se acerca y César duda si es su hijo el que lo mata. Todo ha sucedido en unos minutos para que Suetonio escriba su libro de curiosidades, para que el divino Shakespeare perfore el tiempo con su tragedia inigualable.
El crimen ha ocurrido para convertirse en literatura.