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Jose Acevedo
José Acevedo nueva york

José Acevedo en busca de América

Otro escritor andaluz, José Acevedo, se abre paso en Estados Unidos. Y es que en la historia de las letras hispanas son varios los creadores andaluces que han traído su literatura al norte de América. De la obra de Acevedo se viene diciendo mucho dentro de España, algunos críticos la consideran “una de las narrativas más inventivas de la actualidad”. El 15 de noviembre el escritor compartirá, desde las 17:00 horas, con los lectores de este lado del mundo en la mítica Biblioteca Pública de Nueva York. El encuentro forma parte de una gira nacional para presentar la edición estadounidense de su libro “Metamorfosis” con el sello La Pereza. En pocos días también llegará a las librerías la traducción al inglés de su novela “Identidad”, editada acá por la editorial Lazy.

 

¿Qué espera José Acevedo encontrar en los lectores de Estados Unidos?

La literatura norteamericana siempre ha sido un referente a la hora de escribir. Desde hace muchos años, ese género directo y dinámico que es la novela editada en ese país, me ha atraído en contraposición a las formas de concebir la ficción en otras naciones como la mía. Construir historias que podrían suceder en cualquier otro lugar, que golpean al lector, que incluso juegan con él, sin ningún tipo de censuras, es el concepto que siempre me he dibujado acerca del contenido de la ficción. Estoy convencido que un lector, acostumbrado a este tipo de lecturas, se sentirá más próximo a mis novelas y relatos que otros lectores familiarizados con otro tipo de narraciones, más densas, más contextualizadas en un lugar y en un tiempo determinado, más localistas.

Entiendo que, en un mundo globalizado, hasta la literatura debe ampliar su visión más allá del lugar dónde ha sido creada. Los problemas que afectan al ser humano de hoy son los mismos en Estados Unidos que en España, encendemos la televisión y nos sentimos preocupados o interesados por cuestiones que ocurren en otras latitudes, por lejanas que nos parezcan. Eso debe ser la literatura, una herramienta para llamar la atención sobre ciertos hechos, con independencia de dónde sucedan.

 

¿Escribe pensando en los lectores?

No suelo pensar nunca en lo que pensarán los lectores. Siempre me han dicho que escribo para mí. Es cierto, no podría construir una historia que no me llamara la atención, primero, a mí.

Me pongo siempre en el lugar de otra persona, una persona que vive en un mundo determinado, a la que le ocurren ciertas situaciones y que vive determinadas historias. Ese posicionamiento como espectador me hace concebir el entramado de lo que voy a escribir. Es como si me planteara, en cada momento, escribir la historia que me gustaría disfrutar como lector.

Para ser escritor, primero debemos ser espectadores de la realidad, después lectores de la misma. El rol de escritor no debe ser más que el de una persona que observa y siente la necesidad de contar algo que le rodea, que le llama la atención, que quiere hacer visible por algún motivo determinado.

 

¿Cuáles son los autores que influencian su obra?

En mi narrativa existen muchas influencias, casi todas del siglo XX y contemporáneas, tanto de autores franceses como norteamericanos. El universo de fantasía de Boris Vian siempre está presente en lo que escribo, pero también la concepción arquitectónica de la literatura de George Perec, así como Douglas Coupland, Philip Roth, Eugenides. Es una concepción literaria que combina historias actuales, del acontecer diario del ser humano, indagan en su interior, sin cortapisas, sin intentar guardarme nada, dejando al lector un lugar privilegiado para que construya conmigo la historia, con un lenguaje que invite al juego y a la reflexión.

 

Identidad, Metamorfosis, ¿es su obra una búsqueda del ser?

Indudablemente que sí. La literatura no es más que una mirada hacia uno mismo, una invitación a profundizar en los valores que tenemos cada uno en nuestra relación con la realidad. Son dos libros, una novela y un conjunto de relatos, en los cuales los personajes se enfrentan a situaciones cotidianas, se ven obligados a reflexionar acerca de los problemas que nos afectan y preocupan, a todos por igual: desde la juventud hasta la soledad, el tiempo, el amor, el egoísmo humano, el dolor, el machismo, la pobreza… Donde los personajes sufren determinadas situaciones, donde el lector debe tomar un posicionamiento al respecto, donde los finales siempre deberán construirlos las personas que, en muchas ocasiones, asisten asombradas a realidades que creen que son ajenas, pero no lo son. Solo esa mirada interior nos permite posicionarnos en un sentido determinado, momento a partir del cual nos podemos convertir en protagonistas de la realidad que vivimos y que nos rodea.

 

¿Qué diferencias percibe entre los lectores hispanos y los estadounidenses?

Puedo imaginar las diferencias a través de las literaturas que se escriben y publican en sus países. La literatura hispana es más densa, intenta llegar a la idea clave no sin antes recorrer múltiples caminos confusos que parecen separarnos de la meta, a la vez que nos acercan a ella. La norteamericana es más directa, tiene una concepción distinta del tiempo, más instantánea. La literatura norteamericana parece más cinematográfica, más visual, el espectador se fija en los planos y secuencias antes de tomar una determinación. La hispana es mucho más narrativa, de que le cuenten. Es la contraposición entre que alguien te narre la historia, o tú veas la historia con tus propios ojos.

Aunque todos podamos estar preocupados por las mismas historias, la forma de acercarnos a ellas es muy distinta. La pausa y la reflexión, o la toma de decisiones más espontánea. Es algo cultural que nos diferencia a unos de otros. La literatura no es más que una consecuencia de esa forma de afrontar la propia vida.

 

¿Qué espera como autor de su futura relación con los lectores de Estados Unidos?

Realmente no lo sé. Tampoco me he detenido a pensarlo. Es la primera vez que voy a enfrentarme a un público que no es de mi país. Pero sinceramente, no creo que suponga un problema de entendimiento. La literatura es un lenguaje universal, más cercano o más lejano en función del contenido que se cuente. Es un lenguaje algo artificial, un medio de comunicación, que ayuda a interiorizar los contenidos. No creo que sean muy diferentes del público español, salvo en su concepción de la realidad, y ya he dicho anteriormente que me siento más identificado con la literatura norteamericana, que, con la literatura hispana, al menos en cuanto al concepto narrativo. Con lo cual, afronto el momento con el privilegio de acercarme a una cultura, distinta de la mía, que tanto me ha enseñado a nivel literario y cultural.

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