El terrorismo se ha convertido en una preocupación creciente en todo el mundo, lo que ha afectado, directa o indirectamente nuestra manera de vivir. La explicación de los terroristas islámicos para cometer sus terribles ataques ya conocidos, es la amenaza que occidente y otros grupos religiosos representa para sus ideales islámicos. Por esta razón, grupos terroristas han encontrado una forma de erradicar las líneas fronterizas y organizarse de una manera muy eficiente para poder mantener a sus «enemigos» a una distancia prudente. Pero, ¿podría ser posible que, con el pasar del tiempo, el terrorismo hubiese crecido tanto que ahora esté posiblemente creando el primer estado terrorista?
¿De dónde nace ISIS? En 1979, en un intento de establecer un régimen comunista, los soviéticos decidieron invadir Afganistán. Esta invasión (una de las muchas guerras de poder durante la Guerra Fría) produjo una poderosa resistencia de las comunidades del Islam, que impresionó a Osama Bin Laden, el cual decidió iniciar un movimiento de ayuda y asistencia de armamento a la resistencia islámica (Muyahidines). Después de que las fuerzas soviéticas se retiraran, Osama Bin Laden y los muyahidín tomaron el crédito de la victoria, creando a su alrededor un sentido de legitimidad, dando paso a que se formara un grupo con el fin de mantener a los militantes en contacto y de esta manera poder actuar en contra de las fuerzas anti-islámicas. Este grupo sunita fue llamado Al -Qaeda.
Al-Qaeda ha sido capaz de trabajar como una organización transnacional, donde los grupos que siguen sus mismos ideales permanecen bajo un mismo paraguas y operan alrededor de todo el mundo. Uno de estos grupos es el muy popular, ISIS, que anteriormente se hacía llamar “Al Qaeda de Irak” (AQI). Desde sus inicios, el establecimiento de un estado islámico puro ha sido uno de los principales objetivos del grupo. Tomando esto en consideración, es obvio que de acuerdo con sus creencias, el primer paso que tienen que tomar para alcanzar ese objetivo es erradicar en Irak cualquier otra religión y sus seguidores, como ha sido evidente con los cristianos. Esto, sin importar la edad, sexo, raza; para los militantes de ISIS todo aquel que no esté con ellos tiene que salir en una bolsa negra o cruzar la frontera, pero salir. Ahora, antes de siquiera evaluar el panorama internacional, debemos preguntarnos ¿Qué es lo que realmente ocurre en materia domestica? ¿Es posible que estemos observando a un grupo más poderoso que el propio gobierno? Es evidente que ISIS está consumiendo a Irak y que el mundo (para bien o para mal) permanece inmóvil, pero ¿Cuál debe ser la reacción del gobierno al ver su legitimidad y soberanía en juego, siendo ISIS quien lleva las riendas del Estado, poniéndose un traje de Leviatán como quien usa una chaqueta que no le pertenece?
Tomando en consideración la incapacidad (tolerancia) del gobierno Iraquí ante esta situación, hemos sido testigos la última semana de una muerte, que sin ser más o menos lamentable que las que ya ocurrieron anteriormente, ha llamado la atención del ojo internacional. En este caso hablo de la decapitación del periodista Norte Americano James Foley. Esta muerte puede ser categorizada como un crimen de guerra de acuerdo con la costumbre internacional y las convenciones de Ginebra, lo que nos presenta un problema aun más complejo: la ineficacia de instituciones internacionales, en las cuales las personas creen tan fervientemente, pero que al igual que la religión, se basan en la fe incluso cuando el ente está ausente. El desenlace de esta parte de la historia aun está por verse, pero definitivamente marcará un precedente en la soberanía del estado y la fuerza y eficacia de las instituciones internacionales.