Con este título se identifica el proyecto donde fotografía y escritura componen, a modo de adagio, el simbolismo de la reflexión y el silencio en la observación meditada.
PERSPECTIVAS DESDE LA IMAGEN Y LA PALABRA. La conjunción de las visiones artísticas es consecuencia vital de nuestro paso por el mundo. La inmersión introspectiva –íntima, azarosa y contradictoria- que nos procura ese viaje, es lo que definitivamente agrupa las secuencias visuales y narrativas que lo describen. La expresión –en sus diversas vertientes y posibilidades- se caracteriza por ser infatigable incursión en terreno desconocido. Es decir, una tentativa que tiene como pretensión última la búsqueda incesante de nosotros mismos. Aun de manera no consciente o despierta. Tea encendida que a la par que alumbra nuestros pasos, deja, nuevamente tras de sí, oscuridad.
LA CONTEMPLACIÓN COMO APROXIMACIÓN. Desentendernos de lo inmediato para fraguar otro tiempo. En esta audaz determinación hallamos la soledad que distancia a las certezas. No hay asidero. El pensamiento provoca el interrogante. La mirada se detiene y, a partir de ese momento, nos liberamos de lo fútil. Estamos en camino de otra cercanía, de otra confinidad, de otra forma de ver.
INDAGACIONES SILENTES es simbiosis entre imagen textual y texto visual. Los límites entre ambas propuestas se confunden. Son vagos e imprecisos intentos que paradójicamente son postulados con sencillez, claridad y emoción. La fotografía y la escritura se desprenden de los convencionalismos porque no aspiran a regresar. No hay retorno. Su vocación es adentrarse en la infinitud que no precisa de registros: patrimonio intacto y ardiente. La luz y el tiempo son la memoria de esa experiencia.
IDIOMA VISUAL Y LENGUAJE SIMBÓLICO. El código no es interpretativo. Se asienta en la realidad perceptiva y lingüística que define el signo. Es una correspondencia atemporal. Las impresiones de los primeros seres humanos en las húmedas cuevas poseen una interrelación emocional con el rastro digital. Ambas manifestaciones reverberan el mismo eco. Es el ceremonial del acontecer. La vivencia se convierte en la huella que la representa e interioriza.
GABRIEL TENDERO LÓPEZ Y PEDRO LUIS IBÁÑEZ LÉRIDA elaboran un álbum y libreto de instantáneas bajo el común denominador de la belleza. Exploran pacientemente hasta encontrar el ángulo más propicio de la parte velada y anímica que nos rodea. De ese latido que imperceptible hace frontera y destino. De esa consumación de hechos y testimonios que se desprenden y son hebras del suceso sobrenatural que sacude y sobrecoge. Es la irrupción de la lírica como fundamento ético del ser y estético del estar. Es la poética de lo esencial.
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EN EL ENCUADRE, la perspectiva que descubre un más acá. Situamos la atención en el primer cruce de líneas, pero indefectiblemente atraemos hacia nosotros esa otra ligazón con la realidad. Vislumbres atrapados en un impreciso eco de nostalgia.
Haz y envés. Dos miradas en la misma hoja, en las mismas nervaduras, en el mismo tamiz que filtra la luz de dos versiones: el tiempo abreviado por las resonancias y la visión distante como el humo de una fogata en lontananza.
Fotografía: Gabriel Tendero López
Texto: Pedro Luis Ibáñez Lérida