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Arturo Serna
Photo Credits: Clément Chéné ©

Idea y prosa

Maestro en muchas cosas, Schopenhauer se equivocó al rechazar la importancia de la prosa como vehículo para el pensamiento. En un párrafo célebre dijo que la letra no importa para el pensamiento. Es decir, la prosa es un medio transparente, algo así como un mero medio. Dicho de otro modo: nadie debe preocuparse por la escritura cuando transcribe sus pensamientos. La escritura es un mero medio para las ideas.

Schopenhauer acertó en algunas cuestiones pero erró el disparo con esta apreciación apresurada. ¿Cómo pensar en la separación de escritura e idea? Solo un platónico como Schopenhauer puede pensar en la inmaculada forma de la idea aislada de la escritura. Tenía razón el irracional Nietzsche cuando lo acusaba de idealista en ese libro de locos que es El crepúsculo de los ídolos. Aunque la razón a veces no acompaña a los filósofos, la sinrazón lleva a buen puerto a otros pensadores. Prefiero en esto a Nietzsche, un pensador que supo escuchar el ritmo de la palabra. Su Zaratustra no es otra cosa que la exaltación del lirismo para proclamar una serie de ideas repetidas a lo largo de un libro extenso y un poco agotador.

Queridos perros: el ladrido no es solo ruido. Es, antes que nada, forma: música y antesala del pensamiento.


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