Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Keila Vall
Photo by: Nick Page ©

Hide & Seek: Del día en que Corre Lola Corre dejó sin aire a Murakami

If by the practice of Tapasya we develop the skill to control the body
mind and senses, therefore accepting everything that might cause us suffering
then what can affect us?
Mental health comes by such a practice.
Swami Satchidananda

A Little rage is good for the heart…
the circulation,
the skin.
Lola
Lola Rennt/Run Lola Run

En ese libro extraño, libro maratónico de Haruki Murakami De qué hablo cuando hablo de correr, leo que el sufrimiento es opcional. El autor menciona la sentencia incompleta sin citar la fuente y esto me extraña. El sufrimiento es opcional.

Encuentro en correr una forma sintagmática, un preludio a la escritura y una meditación poblada de pensamientos que se ordenan progresivamente, kilómetro a kilómetro, toda vez que yo me empeñe en no olvidar. Además, correr acerca el esfuerzo y la determinación a algo que llamaré depuración: recuerda al concepto de Tapas que en sánscrito significa purificación a través del calor y que debe admitirse, comporta un cierto padecimiento. Traducido con frecuencia como austeridad, o disciplina feroz, la raíz del término, tap, quiere decir quemar desde dentro.

El sufrimiento es opcional. En la primera página del buscador online, según artículos de distinta y sospechosa naturaleza burbujeando en Google, aparece Einstein como su autor. Esto me inquieta. ¿Por qué lo diría Einstein, en qué contexto, en qué libro? Me inquieta. Sigo. Página dos del buscador. Nuevas citas secundarias me llevan al genio inventor, aunque en ningún lugar aparece el contexto de la frase, o el registro formal de su autoría, que de paso: no se me parece a él, a lo (poquísimo) que sé de él. Me digo: hay algo sospechoso en todo esto. Me digo: no confíes en nada, ni en tu duda. Solo busca.

Página tres del explorador.

Stop.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, Buddha Gautama.

Llegaste. Esta frase se acerca más al budismo que a la teoría de la relatividad, tiene todo el sentido del mundo, no fue Einstein. Fue Buddha. Aunque al pensar en esta (mi) ecuación improbable: lugar más tiempo más punto de vista es igual a cantidad de sufrimiento, entonces la frase bien podría ser de Einstein.

Un último recorrido al navegador conduce a:

Fake Buddha Quotes: Pain is inevitable but suffering is optional. En un instante he aprendido algunas cosas, por ejemplo: existe un tipo de frase llamado frase falsa de Buddha.

Como suele ocurrir(me) al navegar en la web y en el mundo en general, una cosa lleva a la otra. La búsqueda ineficaz conduce al Sutra Sallatha, texto sagrado en el que Buddha explica: ante el dolor, la persona común, sin instrucción, se acongoja, se aflige, se lamenta, se golpea el pecho y se perturba. Siente dos dolores, uno físico y uno mental. Tal como si le hirieran con una flecha y, enseguida, le dispararan otra. La primera flecha es la realidad innegable del sufrimiento. La segunda, la proliferación mental sobre la realidad del sufrimiento. En circunstancias dolorosas, la persona espiritualmente formada en cambio se separa de la circunstancia. Sólo una flecha la atraviesa: la del dolor inicial. No hay dolor sobre el dolor. No hay –y ahora recuerdo este concepto leído alguna vez en The New York Times en un artículo sobre la depresión– ruminación, palabra derivada del latín cuya raíz significa masticar. Mientras más masticas las circunstancias oscuras de la vida, decía aquel artículo, más fácil es caer en la depresión. Mientras más masticas el dolor del primer flechazo, diría Buddha, más duele el dolor. Se manifiesta el segundo impacto.

Tanto el Sutra al que llegué por suerte, como el artículo emergido del sombrero invisible que es mi memoria caprichosa y desprendida, se refieren al regodeo en el dolor o en la oscuridad como fuente del sufrimiento espiritual y físico.

Regreso a la sentencia huérfana: El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

La dejaré acá.

Vuelvo a Murakami. Encuentro que De qué hablo cuando hablo de correr es un libro muy plano: pareciera todo ocurrir en una misma carrera, digamos una carrera discursiva en una playa de Hawaii, donde el autor pasa los veranos y justamente, corre, además de claro, escribir. Este libro, pienso, intenta hacer de la carrera un relato largo.

Es entonces que me digo: este libro es un maratón.

Yo no corro maratones. Los siento un sufrimiento innecesario. Yo no corro maratones pero sufro, claro, a mi(s) manera(s). Otras maneras que encuentro más útiles.

He escrito: la utilidad del sufrimiento. He escrito: el sufrimiento necesario. Dejaré esto acá. Pienso en Tapas.

Dejaré todo esto acá.

Alzo una ceja, en primer lugar porque no creo en la utilidad de casi nada (me he vuelto pesimista, o he desarrollado un particular afecto por todo aquello “que carece de función”), y en segundo lugar porque la sentencia está reñida con la huérfana de allá arriba. Entonces, ¿hay que sufrir o no hay que sufrir? ¿Es realmente opcional sufrir?

Decido seguirle el paso a Murakami. Termino el libro como puedo y sin sufrir: me salto unas partes, unos charcos de lluvia hawaiana en la ruta. Dice el autor que los escritores trabajan –y usa esta imagen, similar a la utilizada en el artículo de NYT sobre la ruminación– con una materia oscura. Que la única manera de manejar estas formulaciones deprimentes es manteniéndose sano, manteniendo las defensas altas. Para eso corre. Para limpiarse.

De cada libro algo importante surge. En este caso me doy por servida.

Tapas. El practicante sabe que está cultivando tapas porque quema, queman las ganas, quema el sufrimiento que limpia. (La utilidad del sufrimiento, la necesidad del sufrimiento, me recuerdo.) Pienso en este empeño determinado y amoroso que mi maestro de yoga llama determinación rabiosa. Pienso en Corre Lola Corre, ese film que por cierto, se inventa tres historias posibles, y tres desenlaces, a partir de una crisis. El film sigue vigente, lo llevo conmigo: toda historia siempre tiene más de una posible resolución. La determinación rabiosa me lleva a Lola, que dice: Un poco de ira es buena para el corazón, la circulación y la piel”.

Hoy, luego de mi carrera matutina, llegué a casa hirviendo, con los zapatos llenos de arcilla y las mejillas color durazno. ¿Por qué corro? ¿De qué hablo o en qué pienso cuando pienso en correr? Más que en Murakami o en el sufrimiento pienso en Tapas. Pienso en mi maestro y su angry determination. Y en Corre Lola Corre, que hace lo suyo al ritmo de un house potente. Cuando corro, escribo. No tengo que correr para escribir. Pero al regresar a casa con la mente ordenada y el cuerpo hirviendo, escribo. Elijo una de las posibles rutas y por ahí me voy. Con los sentidos de la percepción limpios y dispuestos a discurrir hacia alguno de los posibles desenlaces.


Photo by: Nick Page ©

Hey you,
¿nos brindas un café?