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Sergio Marentes
ViceVersa Magazine

Hacia dónde va lo que no se mueve

Hay muchos que se preguntan si lo que le pasa al mundo, lo que sucede en el mundo, tiene solución, sea esto lo que sea, llámese como se llame y suceda donde suceda. Soy uno de ellos, porque desde siempre supe que estaba hecho de preguntas, de vacíos que están ahí para no ser llenados, y porque mi trabajo es no obtener. Me lo pregunto a diario sin hallar respuestas, pero los que estamos hechos de preguntas no buscamos respuestas, nos basta con preguntar, esparcirnos. Además, al igual que las preguntas, no siempre las respuestas están disfrazadas de lo mismo. Por ejemplo, mientras en la televisión daban una noticia de los inmigrantes mexicanos y sus peripecias a lo largo de un desierto inclemente que los separa del sueño americano, yo leía, en mi teléfono, la crónica del hombre quien, a lo largo de años de trabajo y de vida, con sus propias manos esculpía cavernas cada vez más extensas y artísticas bajo otro desierto que, hasta su llegada, se creía un suelo infértil. El hombre, decía el texto, comenzó picando una piedra con la que se había topado de repente y en una década ya contaba con varios pasadizos y paredes esculpidas en donde encuentran respuesta muchas interrogantes que todavía nadie formula. No puede uno evitar preguntarse si los desiertos son una semilla de arte o de violencia y desigualdad o si los que no necesitan atravesarlos están en la capacidad de responder por quienes sí. Pero, como ya dije, los que estamos hechos de preguntas rara vez sabemos, podemos o queremos responder.

Esa noche no pude dormirme hasta que, al encontrar una piedrita que no conocía que tenía, al lado del ojo derecho, escarbé dentro de mí y formé cavernas laberínticas y salones monumentales desde donde salir era más difícil que embellecerlos, así que me quedé intentando ser un artista mientras el despertador me devolvía a la realidad. Entonces me pregunté si debía salir para poder dormirme o dormirme para poder salir, como cuando llueve, y me pregunto si es ella la que viene hacia mí o soy yo el que viaja hacia ella.


Photo Credits: Omar JIménez

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