De acuerdo con el reciente libro publicado en Lima denominado “El diseño como factor diferencial en los emprendimientos peruanos basados en la innovación”, de la investigadora Andrea Lazarte, la OCDE y la Fundación Bankinter agrupan a la innovación en cuatros interesantes dimensiones: innovación de producto, de proceso, de marketing y organizativa. Cuatro variables que en sus respectivos periodos de ejecución, pueden ser parte de las razones que explican la paralización de la economía peruana. Es innecesaria la etiqueta de gurú y solo basta revisar el entorno local, para ser conscientes de que el Perú continúa siendo una nación seguidora de tendencias foráneas (en casi todo sentido) y que es casi nula su producción de inventiva, esa que posiciona y eleva los estándares de competitividad mundial. Y es en este hecho, costumbrista y frustrante, que me pregunto si a la catalogación de los organismos mencionados, es prudente incluir el concepto de innovación personal. ¿Es necesario que en el Perú reinventemos, especial y primordialmente, nuestro sistema de valores y concepción del sentido común?
Quizás una debida reflexión a puerta cerrada de cada ciudadano respecto a sus comportamientos, una deliberación colectiva centrada en la armonización de los intereses comunes, y un acucioso replanteamiento de nuestras motivaciones, necesidades y valores como país; nos alejen del estresante y frustrante panorama moral y económico que respiramos. Posiblemente un trabajo de auto conciencia y reformulación de nuestra esencia, conducido con integridad y respeto por el otro, erradiquen el individualismo ciudadano y las confusas y desorientadas acciones gubernamentales de la administración de turno; que a la fecha solo vienen promoviendo el enfrentamiento de las masas, el freno de la inversión pública y privada, así como el desencantamiento en el consumo interno. La usanza hasta hoy aplicada en la convivencia social, política y empresarial, como un asesino cáncer indeseable, nos ha situado en una penosa y latente desaceleración. ¿Ha llegado el momento de emprender un proceso de innovación personal en el Perú y lograr una sociedad libre de prepotencias, incomprensiones y desuniones? Creo, como muchos, que sí, y hace rato.