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sergio marentes
Photo Credits: hedrives ©

Había una vez una pequeña vez

Había una vez alguien sin nombre, en algún lugar por establecer y en un tiempo indeterminado, que creyó que empezando las historias de esa forma no lograría crear la suficiente expectativa en sus lectores y no lo hizo nunca más. Y sin saberlo, como suele sucederles a los científicos, los artistas y a los que cambian el mundo con cosas tan pequeñas que no se ven desde las estaciones espaciales ni son registradas por los grandes medios informativos, ese alguien refundó para siempre la manera de contar historias, o por lo menos la forma de empezarlas, que es casi lo mismo.

Recordé esto cuando un amigo que trabaja para el gobierno alemán, en la subdivisión de metales líquidos, luego de haber pasado por siete países de tres continentes estudiando, por cuatro trabajando y por uno de paseo, me contó sobresaltado que le había sido otorgada una condecoración de la que ni recuerdo el nombre ni creo poder aprenderlo. Según él mismo, era tan importante que era considerada el Premio Nobel de Física de la ciudad donde habita. También agregó que luego de esto, lo que le quedaba era cambiar de vida, porque la cantidad de entrevistas y conferencias a las que tenía que responder era tal que hasta le habían otorgado una licencia de un año en su trabajo.

No sé qué hizo concretamente mi amigo, primero porque estoy demasiado lejos para verlo y, segundo, porque quienes nos dedicamos a escribir el mundo solemos pasar más tiempo leyéndolo que investigándolo. Espero que su vida, pequeña e insignificante desde los lentes de la prensa, continúe cambiando el universo, a diferencia de los que hacen cosas grandes, como los cantantes multidimensionales cuando donan un colegio a un pueblo pobre para evadir impuestos años después, o los actores de la gran pantalla mientras posan para los cien fotógrafos que disparan dos veces por segundo, o los políticos famosos, que suelen permanecer en su mismo cajón de comodidades, porque desde allí el mundo, incluidos los votantes, permanecerá como está.


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