I
Mi vida goteó desde la noche en que nací
y la sed entró en mi carne.
Vacío siempre vacío,
misterio de saber quién soy sin construirme,
sin poder buscarme, me detengo a encontrarme.
Por ello es que tengo sed, mucha sed
y escribo para saciarla,
palabra a palabra la gota de mi vida crece
para caer nuevamente.
II
Tiempo en el aire, se esfuma como brisa,
hay una respuesta oculta en la noche,
el misterio aprieta mi corazón en sus manos blancas,
hay una respuesta en la brisa de la noche,
sus manos blancas se esfuman como aire,
el misterio oculto en el tiempo aprieta mi corazón…
III
Así la noche puede con su frescura
amalgamar el enigma y la ansiedad.
Estoy descalzo, divagando sin límites,
tratando de apagar la espera,
mirando en el techo la madera veteada
y los libros en la sombra de la repisa.
El silencio me anuncia que todas las cosas ya sucedieron,
que estoy aquí con mi corazón
latiendo la vida.
IV
Mis pensamientos son el vuelo de un colibrí.
Muchas puertas hay en esta calle
y sé que dentro de la colección de techos
el deseo profana a una mujer,
y los miedos están señalando
que todos somos lo que tememos.
V
Las tumbas roncan bajo las estrellas,
y algunos muertos deambulan impávidos,
se rascan los huesos develando mentiras.
¿Y si esto que temo no es el miedo,
esto que amo no es amor,
esto que vivo no es la vida?
VI
Los ojos del machimbre pestañean de sueño,
mi alma envuelta de perplejidad
y una gotera cae continuamente,
es un alivio que se desprenda algo del inconsciente
pero una tortura el eco que genera esa gota.
El colchón es un desierto cada vez más insomne,
la pieza es pequeña y cada vez más amplia…
¿Has sentido el vacío?
¿Has sentido alguna vez
que la incertidumbre expropia tu alma?
Uno tiembla por donde huyen los pájaros,
pájaros cada vez más anfibios.
VII
¿Y qué hago toda la noche despierto?
No hago mucho más que entregarme a la inquietud
y pienso en hacer tantas locuras,
si créeme, son locuras…
Todos los silencios revolotean en la cabeza
y es más amplio el alboroto de la mente
que el sórdido ruido de la negrura.
Uno mira como la vida lo sobrepasa
mientras la sombra de la lámpara se sacude.
VIII
Trato en vano de dormir,
me levanto a deshora, sintiéndome vacío,
con la suma de la civilización distante
y siempre me encuentro deambulando por el patio
y las habitaciones, sin encontrar la calma
goteando preguntas en la noche.
Las plantas húmedas, el piso fresco
y la fiebre en el alma.
La luna dibujando formas
y un sentimiento espeso se aliviana,
cae como pluma al vacío,
interminable de mí mismo.
IX
Pienso en un amor tantas veces añorado
que ya tiene sabor a rocío.
Tiro piedras a la luna, me deshojo
en las horas buscando otros noctámbulos,
baldeo la oscuridad con sed de sueño,
y una voz de aljibe pronuncia mi nombre.
X
A veces fantaseo en reunir insomnes
para cambiar al mundo mientras todos duermen,
pero el delirio desaparece
cuando el pequeño punto de mi cuerpo
se encuentra solitario mirando las estrellas
que yacen atornilladas en el universo,
y titilan sin saber que las miro…
Quizás yo también sea una especie de astro
y esta mirada es la estrella de algo que me observa
desde la infinidad de la noche.
Aquello me contempla y pide un deseo,
yo respiro para cumplirlo.