Gombrowicz está sentado en un bar. Pide un vodka. El mozo le trae una copa negra y húmeda. El polaco levanta el vaso y toma. Escribe con una letra minúscula las impresiones del día. El calor absoluto de Santiago del Estero le quema los huesos y Gombrowicz siente que la única forma de combatir el calor es escribir un diario. El diario es la venganza contra el calor.
En una de esas noches Gombrowicz conoce a Roberto Santucho. Roby se sienta en la mesa del conde y le habla de la esencia de la Argentina. Le dice que Santiago es la Argentina, que Buenos Aires representa la inmigración europea. Le dice que los argentinos deben mirar más hacia adentro. Y Gombrowicz piensa en su teoría de la inmadurez mientras Santucho le habla de la esencia del país. Gombrowicz toma un vaso de vodka. Disfruta del sudor del vaso. Paciente, mira a Roby. Roby es joven. Y al conde le “agradan” los jóvenes. Roby habla en voz alta, grita: los argentinos deben recuperar la herencia indígena. Entre los vasos transparentes y las palabras a media lengua, estrechan, en Santiago, una escasa amistad.
Unos días después, el polaco anota en su diario que Santucho es el más joven de la familia. El polaco usa la “S” para designar el apellido. Dice que Roby es el más joven de los S. Y que tiene las ideas de la revolución argentina.
El conde quiere verlo de nuevo. Roby propone un bar de mala muerte, cerca de la plaza. Gombrowicz acepta y siente, en el bar, los latigazos del calor y el olor a la inminencia de la muerte.
Unos meses más tarde, cuando el polaco ya ha regresado a Buenos Aires, Santucho le pide Ferdydurke. Sentado en la mesa del “Tortoni”, Gombrowicz responde con una letra histérica: la novela está confiscada por los yanquis y no la puedo mandar. Santucho, recostado en una hamaca, con las moscas entre las piernas, lee la carta. Roby advierte la mentira y se burla del falso conde polaco. Así comienza la guerrilla. La burla de Santucho dispara la furia de la guerra contra el imperio.
Este relato pertenece al libro El instante, publicado por Ed. Raíz de dos, Córdoba, 2011.
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