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Sergio Marentes
Photo Credits: Pedro Fernandes ©

Garantías de que el mundo acaba de comenzar

¿Que es gracias a las fiestas de fin de año que las personas tienen un motivo para comenzar de nuevo sin chistar? Es extraño, sí, pero eso es lo que afirma la universidad de la que soy egresado en su más reciente estudio. Palabras más, palabras menos, dice que las personas no están en contra de recomenzar su vida el primero de enero del siguiente año si en las fiestas navideñas todo salió como previsto: regalos, fiestas, alegría, olvido. Esto, claro está, sólo aplica para los que somos esclavos del calendario gregoriano.

Luego de leer esto, no puede uno evitar pensar que de eso estamos hechos, de principios y de finales. De finales o de principios, da lo mismo. Y, sin ser un gran científico, podría asegurar que lo que une dos neuronas, dos células cualesquiera, dos pensamientos, dos nadas, son un principio y un final. A lo mejor porque son lo mismo, o porque están hechos con la misma materia prima, o, que ya sea hora de decirlo, porque está amasado por las mismas manos inocentes.

Según mi alma Mater, entonces, mis estimados anónimos, podremos estar tranquilos, porque la época que vivimos, que parece un cruento final, no es sino una de las garantías de que el principio, sea este como fuere, está por regresar. Algo así como si dijéramos que si nos muriéramos ya mismo, ahora mismo algo nacería en el universo. Algo así como si dijéramos que al terminar de leer un texto cualquiera de, digamos, trescientas palabras, éste, por decir cualquier barrabasada, comenzara de inmediato el siguiente. En nuestra cabeza o en un papel, porque la diferencia es tan poca que bien podría ser de papel la imaginación o el papel imaginario. Habría que preguntarle a mi casa educadora, y sentarse a esperar la respuesta.


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