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Clarisa Penzini

¡Permiso, voy a tomar una foto antes de empezar a comer!

Cada día vemos millones de imágenes de platos, ingredientes, comidas y restaurantes en la redes sociales. Yo me pregunto ¿a qué impulsos del ser humano obedecen estas ansias de exhibir la imagen de la comida que estamos a punto de ingerir? Y del lado del espectador ¿de dónde proviene el deseo y qué provocan en éste las imágenes que observa?

Esta nueva palestra de las redes sociales ha impulsado una suerte de auto publicidad íntima en donde ponemos a la vista pública nuestros gustos, deseos y cada alimento que experimentamos; donde personas ajenas a nuestro mundo pueden conocer nuestras más profundas fantasías culinarias. Donde solo se ven los momentos, objetos y situaciones felices desde la óptica de la perfección, la diversión y la belleza. Es la proyección de un mundo ideal.

Es curiosa la excitación de los comensales cuando estamos en un restaurante. Llegan a la mesa los platos y cada quien empieza a tomar fotos y subirlas en sus redes inmediatamente. Pareciera una manera de dar una primicia, de anticiparse a compartir una experiencia que aun no se ha tenido, porque la verdadera experiencia después de lo visual seria gustativa. Ese dejar ver la intimidad de lo que uno va a ingerir y a la vez querer ver la intimidad de lo que comen los demás, ese voyeurismo gastronómico pretende generar deseo y placer visual en las formas y colores de los alimentos y a su vez entra en competencia con las experiencias ajenas expuestas en esa gran plataforma pública y abierta del internet.

El término Food Porn o Pornografía de la Comida se ha popularizado desde principios de los años 2000. Pero es con el auge de los teléfonos inteligentes y con el desarrollo de las aplicaciones, que permiten a todos tener una cámara al alcance de la mano, que más se ha extendido su uso con el #foodporn. Definitivamente la exposición de imágenes en la redes genera una reacción química importante en las personas y está demostrado científicamente que hay un enganche a nivel cerebral, pues el cuerpo segrega dopamina que es la hormona de la felicidad. Así que con la sola visión de las imágenes nos sentimos satisfechos de cierta manera. Es consumo masivo de información en búsqueda de placer.

Esta tendencia del Food Porn tiene más que ver con exponer platos cargados calóricamente, platos muy alejados de la comida sana y muy sexy en la manera como están servidos, cargados en aceite, cremas, mantequilla y salsas. Formas excesivas, voluptuosas y sugestivas que excitan el apetito del espectador. Se trata de platos extravagantes, rebuscados o exagerados, la idea es presentarlos hasta desde una perspectiva un poco grotesca.

Hay restaurantes que no gustan de esta práctica pues consideran que la sobre exposición de sus creaciones tendrá un efecto negativo a la hora de la experiencia de otros comensales. Y también me pregunto ¿no será una mala etiqueta el tema de los teléfonos en la mesa? Todas estas prácticas modernas del uso de los teléfonos en la mesa creo que interrumpen el disfrute de los platos y una verdadera apreciación de los mismos y al final dejan una mala percepción de toda la experiencia gastronómica, y se convierten en  una gran interrupción en la interacción humana y la conversación posible entre los comensales.

A estas alturas, cuando es inevitable el uso extendido e individual de los teléfonos en todos los espacios posibles, creo que debemos aprovechar estos medios y la tecnología como inspiración, entretenimiento, para informar y también como medio de creatividad y disfrute visual. Solo que con sentido de oportunidad, discreción y consideración con quienes están a nuestro alrededor.

 

Gratin de Hongos Mixtos (Receta para 6 personas)

 

Ingredientes

Para la base de hongos
1 Taza de Hongos Cremini
1 Taza de Hongos Shitake
1 Taza de Hongos Portobello
1 Ajo Porro, la parte blanca
2 Cdas de Mantequilla
Sal
Pimienta

 

Para la Base de Salsa Bechamel

1 Cebolla Blanca en cuadritos
2 Cdas de mantequilla
2 Cdas de Harina de trigo
3 Tazas de Leche entera
Sal
Pimienta
Pizca de Nuez moscada
2 Huevos enteros
1 Taza de mozarella rallada
1/2 Taza de Queso parmesano rallado

 

Preparación

Limpiar los hongos con una servilleta suave, quitarles la tierra y cortarlos en rebanadas un poco gruesas. Lavar y secar el ajo porro y cortarlo en tiritas. Calentar una sartén a fuego bajo y colocar la mantequilla. Saltear el ajo porro y luego los hongos hasta que se cocinen un poco, dejarlos al dente. Sazonar con sal y pimienta.

Para la Bechamel

En una olla derretir la mantequilla, saltear la cebolla hasta que esté transparente. Colocarle la harina de trigo y cocinar por un minuto revolviendo. Colocar la leche, subir el fuego a medio y cocinar revolviendo un batidor de mano hasta que la crema hierva. Bajar el fuego y cocinar por unos tres minutos más revolviendo.

Mezclar la salsa bechamel con los hongos y el queso mozarella. Batir lo dos huevos aparte e incorporarlos muy bien.

Untar un pirex o pieza refractaria con mantequilla y añadir la mezcla. Espolvorear el queso parmesano por encima y meter al horno durante 30 minutos a 45 minutos aproximadamente, hasta dorar. Retirar del horno y servir caliente

Este plato se puede hacer de la misma manera con diferentes vegetales como espinacas, calabacines, brócoli, coliflor, espárragos, etc. Puede utilizarse como un plato principal u acompñante. Estupendo para los meses de invierno.


Photo Credits: Ricardo Picon

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