Desde que tengo uso de razón, los chinos son percibidos como todo lo opuesto a lo que conozco. Si me sacaba 8 puntos en un examen y me excusaba con mamá, me decía que a mi edad los chinos ya hacían calculadoras; que el niño más inteligente del mundo era chino; que el juguete que me compró está hecho en China. Los chinos, literal, estaban en casi todo.
Hoy en día, con la crisis que ha azotado a Venezuela, por alguna razón (política si le preguntas a un opositor y sociológica si le preguntas a un chavista) esos hombrecitos de ojos pequeños y piel algo amarillenta se han hecho cada vez más presentes en el día a día del venezolano. Lo lograron apoderándose del área de los alimentos, es decir, si vas a un supermercado chino (fácil de reconocer ya que sus dueños siempre están presentes en las entradas y salidas del local, además de los artilugios que nunca faltan en sus tiendas) podrás conseguir esos productos que tanto escasean y que no encuentras en otros establecimientos. Interesante ¿no? Creo que pueden entender cuán importante son los chinos actualmente en la sociedad venezolana.
Todo esto ha provocado en Venezuela un sentimiento xenófobo algo peligroso ya que puedes escuchar de boca del venezolano de a pie que los chinos «nos esconden la comida»; «se quieren adueñar de nosotros»; «se creen dueños del país». Justificado o no, eso es lo que hay, el venezolano rechaza la presencia de los chinos en Venezuela.
Pero ojo que esto no fue siempre así, los chinos llegaron a Venezuela por primera vez en la decada de los 50’s y 60’s, y personas de esa generación cuentan que eran trabajadores y vendían, siempre, comida en bicicleta. Eso sí, eran pocos, pero con los años fueron creciendo en cantidad. Sin embargo, ese crecimiento no se compara con el que se ha visto en los últimos 18 años, los 18 años que lleva la Revolución Bolivariana en Venezuela ¿casualidades de la vida? la historia dirá.
La cuestión es que los chinos se caracterizan por ser herméticos, callados, reservados y para muchos (una gran mayoría) desaseados. En vista de tantos prejuicios referentes a estos inmigrantes, decidí adentrarme en la casa de una familia china en Venezuela, específicamente en Ciudad Guayana, Estado Bolívar, por ahí, por donde queda el famoso Salto Ángel, para ver (y ahora mostrarles) el estilo de vida que lleva. Solo éramos mi cámara y yo en una casa de apenas 12x12m retratando a Ming (padre) Yang Lu (madre) y Loung (hijo).
La forma de vivir la podrán observar en las fotos, solo diré que su estilo de vida es muy rural, basado en el trabajo, la alimentación y el descanso, no más. Y aunque se portaron muy bien conmigo y mi cámara, es notable su hermetismo con los venezolanos. Pero a ver, no todo es así de agrio, los chinos tienen una mentalidad trabajadora como ninguna otra persona, cosa que admiro, además de su concepto de familia, lo cual es influyente en su estilo de vida.
Espero disfruten de estas fotografías, tanto como yo disfruté haciéndolas. Fotografías que me mantuvieron alejado de muchas cosas que son parte de mi día a día como fotógrafo, y cerca de otras, entre ellas, ViceVersa, que es elemento vital para mi carrera.
