Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Paola Maita
Photo Credits: Petit_louis ©

#Etiquetas

Calificar es una tendencia humana inevitable. Para ello el lenguaje nos ha regalado los adjetivos, palabras maravillosas que nos permiten describir y… ¿Etiquetar? Estamos rodeados de palabras que nos califican por todas partes, aunque ha habido movimientos que pretenden “no etiquetar” a las personas, sobre todo a aquellas con algunas condiciones que podrían resultar estigmatizantes, como las enfermedades.

Uno de mis amigos es seropositivo y me planteó hace unos días un tema complicado: ¿Cuándo debo decirle a alguien con quien estoy saliendo que soy portador de VIH? Más aún cuando él no tiene signos evidentes de la enfermedad. La pregunta no es nada fácil de contestar. Poniéndome en el lugar de la persona con la que él está saliendo, quería saberlo lo antes posible, algo así como:

─Mucho gusto, ¿Cómo te llamas?

─Hoy soy ________. Tengo que decirte algo. Soy seropositivo.

Claro, le decía que yo soy muy ansiosa y que no sabía cuán representativa podía ser mi respuesta. Sorprendentemente, él me decía que con quien estaba le había dicho algo parecido a eso, que habría querido saberlo mucho antes de probar sentimientos profundos por él.

La cuestión se puso complicada cuando me volteó la situación. En los zapatos de mi amigo, imaginaba que era algo tan delicado que no querría decirlo de buenas a primeras. Dado ese escenario, no quería que el otro me viese como un diagnóstico reducido a los resultados de una serología, sino como a una persona con cualidades y defectos, que tiene una condición de salud.

No hay solución fácil ni correcta. Todos tenemos una etiqueta que nos define, un adjetivo que no sabemos cómo manejar. Algunos pueden sentir una palabra más pesada que otros, porque en este caso, el peso no es una medida objetiva, sino que es relativa a la magnitud que cada quien le asigne.

Nos hemos acostumbrado a etiquetar casi todo en nuestra vida online con hashtags, a identificar a nuestros amigos con alguna imagen, vídeo, meme con una @, y sí, esto funciona en el mundo virtual para filtrar la información, pero la vida real no se maneja con un “Hola soy @cualquierpersona y soy #seropositivo” o “Soy @alguienmas. Soy #gay, #republicano y me encanta la #comidaitaliana”.

Las etiquetas nos ayudan a identificar, pero no somos una camisa de Zara que necesita 7 etiquetas de 20 cms. de largo para nosotros poder entender nuestra ropa, las cuales, por lo menos yo, termino cortando sin leerlas, porque me dan comezón.

Quizás esa sea la solución con las etiquetas humanas. Las @personas en el Mundo no podemos ser reducidas a #esto.


Photo Credits: Petit_louis ©

Hey you,
¿nos brindas un café?