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Escamas y duelo: El cielo de los animales de David James Poissant

En El cielo de los animales de David James Poissant el cielo es de los animales porque al lagarto lo liberan en las aguas, al monstruo de Gila (un animal con escamas como frambuesas, venenoso y endémico de la frontera de México y Estados Unidos) lo salva estar en la lista de especies amenazadas, el lobo puede robarse las pantuflas que desea y al perro lo salvan del dolor con una muerte piadosa en la veterinaria. Pero el humano es quien debe quedarse en el mundo, reflexionando sobre su propio dolor.

Harold Bloom sentencia que los relatos tienen dos vertientes: son como los de Chejov o los de Poe. Esto, como cualquier afirmación, puede entenderse de varias formas, pero leyendo El canon del cuento parece afirmar que los primeros son individuales y los segundos universales. Lo que ocurre con los catorce relatos y novela corta que conforman este volumen (Editorial Edhasa, 2014), aunque la contraportada diga lo opuesto, es que se saben mover entre ambas tradiciones.

Aunque la mayoría conmueven por su intimidad, resalto justo los que se salen de este molde. El fin de Aarón (el nombre bíblico no es en vano) trata sobre una mujer que intenta calmar a su novio cuando, al parecer por un brote psicótico, piensa que es el fin del mundo, de nuevo. La forma en que maneja la locura, con la novia como un Sancho que apoya, la miel que se acaba como la señal de muerte inminente y el final, aunque hiperbólico hasta los límites (los demás relatos tiene finales delicados, otoñales como los de Munro), logran funcionar.

Tanto Knockout como El bebé brilla, aunque son anémicos respecto a narrativa, son imágenes sólidas por su peculiaridad que se mantienen al flote por la decisión de usar una técnica de brevedad y prosa simple.

Me parece que el mejor relato es Lo que quiere el lobo, un relato donde no se sabe donde empieza Carver y donde una fábula, donde Kafka y donde una caricatura: no podría inscribirse en una sola tradición. Se balancea entre la alucinación (que se anula en la última frase) pero puede entenderse como una metáfora del narrador, el lobo es la mala conciencia y quizás la muerte atormentando al narrador.

El resto de relatos se pueden agrupar en los de la infeliz mediocridad (ya existe toda una corriente de este tipo de literatura, como Nudistas, Reembolso o La amputada) y los de crueldad o violencia (100% algodón, El niño desaparece, este último perturbaría hasta al lector más cínico). Solo en Como ayudar a tu marido a morir se ve un uso excesivo del sentimentalismo, el abuso de la enfermedad como recurso de la tradición tan poco refinada del tearjerker.  

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