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Paola Herrera
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Eroticism

El erotismo posee un atractivo peculiar; lo observo en fotografías, en versos de poetas, letras de escritores, en las canciones de cantautores desconocidos para los Grammy y por supuesto en nuestra anatomía perfecta que nos hace y nos deshace a su antojo. Lo sicalíptico siempre me ha seducido porque transporta la imaginación a un planeta intergaláctico, trata de que ella se manifieste en distintos idiomas, mantiene en constante suspenso las sensaciones que puedas percibir. Lo erótico es una práctica que ha nacido desde hace miles de años. Cuando leí “Afrodita” de Pierre Louys me topé con pericias voluptuosamente impactantes para el público de hoy en día, sobre todo para las mentes conservadoras, a las que la moral les ha impedido advertir la naturaleza sensitiva del ser humano, les ha impedido percibir una sucesión de caprichos lujuriosos que han existido mucho antes que ellos. Con su obra Pierre Louys ha logrado intimidar hasta a las conciencias libertinas del siglo XXI. En fin como decía, “Afrodita” es un libro escrito en el año 1896, un libro con coplas bucólicas que resaltan y relatan las vivencias vehementes de Khrysís, una cortesana de la época dedicada al oficio más viejo del mundo (la prostitución), con una belleza adictiva para cualquier género. Pierre expone la sexualidad como un goce tan variado como intenso, como un arte explícito e inestimable. Este tema deja a muchos estupefactos -encierra una veracidad que desconcierta, la manzana del pecado o el veneno de un escorpión- pero olvidan, que detrás de cuatro muros, ellos también observan un tipo de erotismo. El erotismo vive hasta en la mirada de complicidad de dos que se encuentran en la calle y se atraen. No está solo en el Monte de Venus de una mujer, ni en lo que habita entre las piernas de un hombre, no son solamente las dos montañas que nosotras tenemos en el pecho, ni en los pezones de fresas cuando las luces se apagan, ni en la erección natural de un miembro viril o en sus piernas desnudas. Lo erótico es un viaje que destapa los sentidos, es la vida cuando camina en tacones, es la primavera cuando se viste de saco y corbata, es el invierno recitando poesías gráciles, es el orgasmo que alimenta a todo aquello que desconocías de ti mismo para que pueda crecer.

Anaïs Nin decía que el erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía. Ella que se encontraba invadida por un amor inexplicable hacia la pasión, hacia esa sensualidad erudita que proporciona la intimidad, siempre acertaba con las palabras que eran más que unas simples metáforas. Recorría sentimientos y muchos lectores primerizos se encontraban con que sus escritos eran una ficción difusa, la ficción de todo lo que hubiera querido atrapar con sus manos, y que sin embargo se le escapaba entre los dedos como arena. Gran número de escritores explícitos y eróticos han sido censurados, juzgados y discriminados porque optaron por plasmar en letras una realidad que era y es vívida recurrentemente por todo ser humano con capacidad sensitiva-emocional.

Más allá del sexo, más allá de lo que conlleva al sexo, existe el placer y es en el placer donde convive el erotismo, es por eso que no podemos limitar su definición a una exacerbación de amor sexual. Cuando transitamos nuestros senderos habituales, cuando nos encontramos con una novedad sensitiva al descubrir algo o a alguien, hablamos de erotismo. Para mí erotismo es la capacidad de observar, sentir y explorar de manera artística un todo. Es como cuando nos detenemos a divisar un cuadro abstracto en el cual no discernimos su finalidad y que sin embargo nos inspira tanto que llega a seducirnos. En ese momento podemos llamar a esa seducción incognoscible: Erotismo.


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