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Enfermo de “Literatosis” 

CARACAS: Tenía tiempo sin sentarme a escribir, y de verdad no puedo creer que esté escribiendo ahora, de madrugada. Desperté exaltado porque ya no aguanto más. Esta experiencia me recordó cuando pequeño, me levantaba igual al darme cuenta que había mojado la cama. Hoy, muchos años después me doy cuenta que ahora también sufro de incontinencia, pero más bien de incontinencia literaria. ¿Pero porqué dejé de escribir?, ¿En qué momento y cómo fue?

Imagino que cuando termine de escribir estas líneas me pondré a pensar porque carajo estoy dejando de escribir, pero realmente no hace falta que termine las líneas pues lo sé perfectamente: Me he saturado de trabajo, la enfermedad del siglo XXI (la sobrecarga de trabajo) me ha invadido y trata de luchar contra la Literatosis aguda que también me invade a veces. En una encarnizada batalla, ambas se pelean por quedar prendadas en mí. Esa es la razón, pero ¿cuándo comenzó?

Parece una paradoja, pero todo empezó el 6 de Marzo de 2007, día del cumpleaños del Gabo. Estando en mi acogedora oficina, revisando papeles corporativos nada periodísticos y mucho menos literarios, el sonido de mi celular me sacó del trance. Al atender era el editor de la cadena de noticias para la cual trabajo que me ofrecía otro empleo (adicional a los que ya tengo) como productor en un nuevo show. Acepté entrevistarme con el presentador y productor ejecutivo, que dicho sea de paso es una de las personas que más admiro. De hecho por él me hice periodista, y finalmente obtuve el puesto.

De su mano descubrí que la TV en vivo es harina de otro costal. Ya no te queda tiempo de sentarte a tomar un café, ni de leer un libro y ni siquiera de comer. Pero eso es secundario cuando habitas en ese mundo virtual al que te trasladan las luces y a la algarabía de un estudio de televisión. Un día al terminar la grabación noté que otro virus me había invadido el cuerpo y el espíritu: La Televitosis. Definitivamente esa caja luminosa te seduce de tal modo que cuando te atrapa ya no te puedes ir.

Ya son las 5:30 a.m., no puedo seguir escribiendo ahora, no porque no quiera sino porque se me acabó el tiempo. Debo levantarme pero no de la cama sino de la silla, darme una ducha y salir a trabajar.

¿Saben algo?, hoy me voy más feliz que ayer y que antes de ayer, pues, me di cuenta que los síntomas de la Literatosis siguen allí intactos, y ahora con más fuerza. El amor por la escritura es como la orina: De tanto aguantarlo se desborda y no te queda más remedio que dejarte llevar por las letras donde sea y cuando sea.


Photo Credits: Sarah Scicluna

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