Las palabras son pájaros fugaces borrados por el viento.
Lo que importa son los hechos, las acciones. Lo que hablamos, se pierde en el océano del olvido. Pero también los hechos son liquidados por la daga del tiempo.
Al fin, no queda nada.
Por eso me entrego al eterno olvido, única señal de que el viento que borra alguna vez existió.