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paola maita
Photo by: Steve Rainwater ©

El tiempo pasa

«El tiempo pasa.

Los recuerdos se borran, la memoria se adapta, la memoria se ajusta a lo que creemos recordar.»

En Las noches azules, Joan Didion insiste en comentar que el tiempo pasa, mientras reflexiona sobre la época en la que se volvió hacia la muerte, la memoria, los finales, y los días más oscuros. Justamente, leo este libro en la misma época del año, esa donde la luz languidece azulmente después de haber ruborizado el cielo. 

Quiero creerle e intento reforzar la idea con otras metáforas que he leído que tienen la misma intención, como que la vida fluye, nada se detiene ni espera a nadie. Sin embargo, a la vez hay algo en lo que no termino de creer. La vida fluye. El tiempo pasa. Y también hay instantes que todo lo detienen.

Hace un par de semanas, volví a pensar insistentemente en alguien que ya no está en mi vida. Me preguntaba si estará bien, si todo lo que en algún momento me había dicho que quería lograr lo habrá alcanzado, o si será feliz. Me hice las mismas preguntas que ya me hecho otras tantas veces en las que también he pensado en ella. Al final, como siempre, terminé preguntándome qué pasaría si volviésemos a encontrarnos.

El tiempo pasa, dice Joan, pero ¿Qué hago cuando quiero volver a un momento que tengo congelado en la memoria y que ya no existe?

Este año cumplo 34 años, pero sigo sintiéndome de 31, como cuando comenzó la pandemia en 2020, un mes antes de mi cumpleaños 32. Recuerdo cómo sentí que la vida se detuvo durante los meses que estuvimos confinados a nuestra casa, como un sábado era casi igual que un miércoles con la excepción de que el miércoles trabajaba, y el sábado no. Tengo la sensación de que fui a Berlín hace poco y ya van a hacer dos años, o que no he aprendido nada nuevo.

El tiempo pasa, pero ¿Qué pasa si no lo sentimos? 

Veo cómo mi cuerpo va reflejando los cambios de la edad y del estilo de vida que llevo. Cómo me cuesta recuperarme cada vez más de los trasnochos, los efectos de la gravedad, la necesidad de cuidarme mejor.

El tiempo pasa, pero a veces demasiado. Más de lo que quiero.

Siento cada día más la necesidad de ir hacia dentro de mí. Conservar pocos amigos para quererlos mucho. Tener conversaciones más significativas. Dedicarle el tiempo solo a lo que me gusta o pueda servirme para lograr otras cosas. Mantener lejos todo las cosas y personas que no me gustan, sin importar si debería o no.

El tiempo pasa, dice Joan, y a veces lo agradezco. 

Las noches azules se terminan. Las estaciones se suceden unas a otras. Las personas vienen y van de nuestras vidas. El cuerpo cede. El tiempo pasa. Incesante e implacable.


Photo by: Steve Rainwater ©

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