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Sergio marentes
Photo Credits: Carl Milner Photography ©

El tamaño es lo que menos importa

Acaba de descubrirse un planeta que es tan grande como nunca hubiéramos imaginado, tan grande como jamás imaginamos. Quienes lo descubrieron dicen, para que nosotros los menos ilustrados nos iluminemos, que si la tierra fuera del tamaño de una cabeza de alfiler, este planeta sin nombre, porque no lo recuerdo, y porque no lo podría pronunciar además, sería del tamaño del sol que nos quema a diario. Que es tan grande que si fuéramos del tamaño de dios no nos cabría en las manos. Que es tan grande que allí las civilizaciones pasarán millones de años sin conocerse y, en esto se nota su grandeza, sin hacerse daño. Que es tan grande que a lo mejor, en esto sí me quedan dudas, el resto del universo gira a su alrededor. Y hasta que es del tamaño de dios, porque nunca falta el científico que quiere ver el mundo arder.
La noticia me dejó tan consternado, sobre todo porque no fui capaz de dimensionar a escala real el nuevo gigante del universo, que, para asentar las referencias que dieron sobre su tamaño y el nuestro, lo primero que se me ocurrió fue hacer comparaciones del estilo, pero con las historias que conozco. Y la primera que vino a mi memoria, como ya habrán adivinado los fieles de la buena literatura, fue El Aleph de Borges, que es tan profundo que ni siquiera Borges lo supo. Y lo equiparé, aunque hubiera podido hacerlo con casi cualquier historia, con una novela multipremiada de una joven escritora española que vende libros como quien vende pan caliente. También fue la primera que se me vino a la cabeza, a lo mejor como efecto reflejo de tantas veces que la he visto en comerciales, pancartas y anuncios publicitarios. Pobre, más demoré en juntarlos que el agujero en devorarse al libro que ya ha vendido, así es el universo, diez veces más ejemplares que el conjunto de relatos en donde habita su contrincante. Y, pensé luego del suceso cósmico, así es que funciona también la tierra: no importa cuán grande sea el adversario ni mucho menos el enemigo, lo que importa es luchar en el lugar y en el momento correcto. Por eso me voy, ya mismo, porque este ni es mi lugar ni es mi momento.


Photo Credits: Carl Milner Photography ©

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