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Arturo Serna
Photo Credits: Matthew Bellemare ©

El suicidio de Sócrates

Habría que volver a pensar en la situación fatídica de Sócrates, en su condición de héroe trágico. Platón no solo fue filósofo sino también escritor notable. Puso en escena a su maestro como un sujeto moral, como un arquetipo moral. Y ese personaje, por su diagrama de héroe trágico, por su entereza y coherencia como modelo moral, estaba destinado a la muerte. Es decir, Sócrates no puede renunciar a sus convicciones y no puede adoptar las convicciones de sus enemigos, de aquellos a los que critica. Si Sócrates hubiera adoptado las creencias de sus contrincantes, entonces habría sido como ellos y eso habría invalidado su posición ética. Por tanto, las ideas que reivindicaba y la posición que adoptó lo llevaron a la cicuta. En cierto sentido, Sócrates sabía que terminaría en la muerte (y Platón se ocupó de enfatizar esta situación). Si seguimos este razonamiento, la muerte de Sócrates es una muerte programada, planificada. Se trata, entonces, de un suicidio, de una muerte premeditada.

Occidente nace con un suicidio. La muerte anunciada de Sócrates inicia un modo de entender la filosofía.


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