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arturo serna
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El olvido y el futuro

Los tradicionalistas tienen una mirada ciega y elogiosa del pasado. Para ellos el pasado es un anticuario. Viven encantados con el canto de las sirenas pretéritas. Creen que la rememoración es un acto glorioso y solemne. Ven solo el brillo y desprecian el presente.

Se equivocan. El olvido no siempre es una amenaza. A veces es necesario para la felicidad.

En términos históricos, el olvido es clave. Si solo vivimos enfocados en el pasado no construimos el futuro. Es importante olvidar la tragedia y descubrir las posibilidades del porvenir.

Nietzsche se enoja y dice que la sociedad alemana del presente (siglo XIX) está obsesionada con el pasado, las enciclopedias, los saberes acumulados sobre el pasado. En cambio, los antiguos griegos vivían más el presente. Nietzsche sostiene que verían como algo raro que un hombre culto fuera culto por tener un saber histórico.

En el siglo XXI los historiadores monumentalistas de las provincias argentinas mantienen una devoción irracional por el pasado irrecuperable. Por otra parte, la sociedad consumista (atrapada en las redes de la masividad) existe como una garrapata del puro presente, un animal que se consume en lo efímero. Si los historiadores anticuarios y los ciudadanos consumistas no quieren ver el futuro, ¿quiénes se ocuparán de escribir la tradición en el mañana?


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