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Photo by: Danielle Lupin ©

El mito de la maternidad

A través del tiempo, algunos individuos con buenas intenciones han creado el mito de la maternidad. Sostienen que las mujeres se realizan como mujeres cuando tienen un hijo. Es decir, depositan el ideal de femineidad en la procreación y la crianza de un niño.

Lo curioso es que algunas mujeres católicas que no tienen hijos –y tampoco los tendrán—defienden el mito de la maternidad. Es cierto que estas mujeres –y hombres católicos—defienden el ideal de la maternidad porque están apegados a una concepción prehistórica de mujer y porque, fundamentalmente, están en contra del aborto o de la libertad de una mujer de rechazar un embarazo que ha surgido de una violación. En otras palabras, estas mujeres católicas están en contra de un derecho de la mujer.

Algunas de estas mujeres católicas son liberales. Es decir, tienen en su cabeza la idea de que el valor máximo de un individuo en la tierra es la libertad individual. No se percatan estas mujeres católicas que su rechazo del derecho de las mujeres a elegir el no estar embarazadas está en franca contradicción con su defensa liberal de la preclara libertad individual.

Por otra parte, debo decir que por mis limitaciones biológicas (no cuento con una anatomía que me permita engendrar un niño) no puedo tener hijos. Asimismo, si fuera mujer no querría tenerlos. Odio a los niños. Siento un rechazo visceral por los infantes, sus gritos, sus berrinches y sus caprichos.

De este modo, dejo clara mi posición: traer hijos al mundo no solo es un error dictado por la religión sino también un asunto que está sujeto a la libertad de los individuos. Nadie –ni el Estado ni la religión ni una ideología—pueden obligar a una mujer a engendrar un hijo.


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