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El hombre que amaba los perros
Photo Credits: quiddle. ©

El hombre que amaba los perros, la mejor novela de Padura

Muchas de las novelas de Leonardo Padura (La Habana, 1955) son de tipo policíaco, con el investigador Mario Conde como protagonista de todas ellas. Además de esta zaga detectivesca, el inventor centroamericano tiene otras dos ficciones que se alejan del género noir y una de ellas se titula El hombre que amaba los perros (2009), la otra es La novela de mi vida (2002). 

Para mi gusto, y he leído siempre con mucho placer los textos de Padura, El hombre que amaba a los perros es su mejor obra narrativa por varias razones, en primer lugar por la trama, en segundo lugar porque está bien contada y mantiene al lector metido en la historia aun cuando ya se conozcan los hechos, pues el texto se refiere al asesinato de León Trotsky a manos de Ramón Mercader, en agosto de 1940, en la Ciudad de México. En tercer lugar, porque la estructura del volumen es novedosa (al menos en la narrativa de Padura), y se entretejen la biografía personal del narrador, sus problemas, sueños, miedos y frustraciones; con la historia y avatares de la vida de Trotsky y de su familia desde el momento en que se convirtió en enemigo de Stalin y es expulsado de la URSS, y por supuesto que de la vida de Ramón Mercader y de su familia catalana.

La novela está dividida en tres partes y toda ella refleja la ardua labor de investigación que el autor tuvo que hacer para armar este texto de 570 páginas. Además, la trama transcurre en múltiples escenarios y lugares, desde la Unión Soviética especialmente (aunque no exclusivamente) en los años de Stalin, y por países como Turquía, Francia, Noruega, y por supuesto Barcelona, México y la ciudad de La Habana.

La novela cubre casi 100 años de historia mundial, y va desde la llegada al poder de Stalin (aun cuando se hace referencia al gobierno de Lenin y el poder de Trotsky en los años inmediatos al triunfo de la revolución de 1917) la Guerra Civil española y el involucramiento de la Unión Soviética en el conflicto, el ascenso del nazismo, el gobierno del general Cárdenas, en México, quien le otorga asilo político a Trotsky, el asesinato de Éste (tema que le da sentido al argumento), la Segunda Guerra Mundial, el lapso revolucionario en Cuba, el denominado “período especial” (1990 – 1994) y acaba a principios del siglo XXI.

Padura también, en voz del narrador nos muestra algunos de los escritores a los que es afecto; muchos de ellos han sido prohibidos en la Isla, como es el caso de Mario Vargas Llosa, pero también menciona a García Márquez, a Updike, a Sartre, Camus, Faulkner, Hemingway (no podía faltar), Dos Passos, Rulfo, Kafka, Carpentier, Cortázar, Chandler. Y como buen cubano, también el narrador busca la forma de mencionar algunas de sus canciones o grupos favoritos, especialmente a los “Creedence”.

Tampoco podía faltar en esta novela el amor a los perros (cosa a la que los cubanos son muy afectos y que además le da el título a la obra). De suyo el narrador es medio veterinario, y durante el periodo especial sobrevive castrando puercos y de los regalos que le hacen las familias por sus servicios.

Como siempre ocurre, Padura encuentra la manera de hacer una crítica de la realidad cubana, de las frustraciones, la pobreza, la corrupción, el sexismo, los deseos de irse del país, sobre todo de los jóvenes que no encuentran futuro en su patria. En esta obra, por el tema de la misma, también hace una dura crítica de la figura de Stalin, y de los fracasos del socialismo histórico que terminó por derrumbarse en 1990.

Si Padura ya era conocido en América Latina, con este título ha solidificado su prestigio de escritor notable, un creador al que habrá que tener en cuenta a la hora de que se den los grandes premios internacionales. Y con esto no quiero decir que no haya recibido ya notables premios, como el Hammett, el Café Gijón, el Raymond Chandler, el Roger Caillois o el Initiales, además del reconocimiento a toda su bibliografía por parte del gobierno francés al otorgarle la Orden de las Artes y las Letras, el Premio Nacional de Literatura de Cuba (2012); y quizás el más importante de todos hasta el momento sea el premio Príncipe de Asturias de las Letras (2015). Además, Leonardo Padura ha sido invitado a diversas ferias internacionales del libro como la de Buenos Aires en el 2013 y ha sido miembro de prestigiosos jurados en distinguidos galardones de la especialidad.

Si quien está leyendo este breve texto, nunca ha leído al célebre escritor cubano (cosa que dudo) o no ha apreciado El hombre que amaba a los perros, permítame el atrevimiento de recomendarle ampliamente ese libro, pues estoy seguro de que jamás se sentirá defraudado con su lectura, y muy por el contrario le motivará a buscar otros créditos de este notable y peculiar escritor caribeño.


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