El hedonismo contemporáneo promulga la búsqueda del deseo personal, la satisfacción del impulso individual e irracional como premisa indiscutida. Habrá que volver a los maestros cínicos antiguos y a los escépticos como Pirrón. Ellos no confiaban tanto en sí mismos. En todo caso, se preguntaban por el origen de los componentes y comportamientos sociales
Supongo que el egocentrismo actual funciona como una aplanadora que iguala los comportamientos en la sociedad. Los cínicos no buscaban solo el placer sino que eran anticonvencionales. De modo que si la convención actual es el hedonismo egocéntrico, habrá que romper esa regla y buscar a través de la duda un comportamiento menos centrado en la copia y en la repetición. En contra del hedonismo como regla, propongo ser menos superficial y más consecuente con una idea de ruptura. En nuestro tiempo, necesitamos más rebelión. Habrá que buscar en los diversos ámbitos de la vida las posibilidades de la insumisión.
Si pudiéramos detectar mejor las ataduras y las taras sociales, podríamos liberarnos de los mandatos de los medios y de las familias. Una de las convenciones que impera es el hedonismo irracionalista. Propongo que nos desliguemos de las formas de la abulia simplificadora.
Tenemos que mirar más en nuestro yo para ser menos egocéntricos. Busquemos la rebelión en la ruptura de la regla que amodorra y adormece.