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Paola Maita
Paola Maita

El espacio entre nosotros

El ser humano siempre se ha interesado por aquello que está más allá de sus ojos. Desde que salimos de las cavernas, nos acostumbramos a mirar hacia arriba. Hemos escudriñado el cielo con todos los medios que hemos tenido a nuestro alcance, y ese interés está muy lejos de perecer.

Eventualmente también comenzamos a explorar los confines de lo microscópico. En cuanto nos fue posible, miramos las células y los átomos que componen nuestro cuerpo y lo que nos rodea. Somos unos eternos y hambrientos cazadores de lo invisible a simple vista.

Más que el cosmos o lo infinitesimalmente pequeño de nosotros, a mí me llaman la atención los átomos que conforman las relaciones humanas.

Entre cada uno de nosotros no solamente están las barreras físicas del espacio y el tiempo, sino también las emociones que fluyen de ida y vuelta. Somos masas de sangre, nervios, huesos y músculos que vamos tejiendo vínculos a medida que vamos creciendo. Ni el ser humano más psicótico puede vivir completamente aislado.

Hay veces que el entramado es simple y comprensible a simple vista, mientras que en otras se hacen nudos que no siempre se resuelven, y a pesar que creamos que los conflictos desaparecen una relación, la realidad es que sólo la enredan pero no la extinguen. Una vez que colindamos con la existencia de otro ser humano, estamos atados a ella hasta el fin de los tiempos. No somos una partícula que flota en el espacio sin alterar la vida de los demás. Por el contrario, somos una vibración de energía que va moviendo todo aquello que entra en nuestro diámetro de acción. Esto no es filosofía new age barata, en realidad es física cuántica.

Cuando nuestros labios pronuncian un “te extraño”, “te amo”, “quiero verte”, “te odio” o “no me llames/escribas más”, estamos alterando ese espacio que está entre nosotros y la otra persona.

Por mi parte, sé que he hecho resonar el espacio de muchas personas en los últimos meses, no sólo porque mi trabajo es esencialmente eso, sino porque los eventos de mi vida en este tiempo me han hecho construir y derrumbar puentes de comunicación con más personas de las que creía posible.

Personas que no conozco me han hecho pequeños favores que han facilitado mi vida, mientras que otras han alterado mis planes hasta hacerlos casi irreconocibles. El espacio entre nosotros es quizás el plano más interesante, porque es donde casi cualquier cosa puede hacerse posible. Para quienes han llegado hasta este punto, les regalo un “gracias”, “te amo”, “te quiero”, “espero verte pronto” o un “adiós”. Cada quien que tome lo que le corresponda.


Photo Credits: Paola Maita

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