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chino latino
Photo Credits: Roland Tanglao ©

El “Chino Latino” en Nueva York: Una vida de ida y vuelta

Guillermo Hung lleva más vidas que millas de vuelo, en este ida y vuelta: Caracas-Nueva York. En redes sociales lo puedes encontrar en una veintena de videos en su canal youtube. Lo mejor es facebook donde su versatilidad te entretiene entre fotos y facebook live. Lo verán volando drones como un piloto experto o tocando sus guitarras hechas con cajas de habanos, pero el video ganador lleva casi 8 millones de visitas y ha sido compartido 167 mil veces: son tres cocineros chinos con orígenes latinos que nos hablan de recetas y de su experiencia en NY. Guillermo resalta por hablar en perfecto español, ingles o chino, con su acento caraqueño, tan particular, es el verdadero “Chino Latino”, y si no conoces al Chino, sólo has escuchado la mitad… de una buena historia.

En lo que arranca el fin de semana Astoria es una fiesta de recetas venezolanas al estilo Guillermo, el “Chino Latino”.  Si bien mister Hung haya crecido en Caracas, en cuanto tuvo edad para saltar a los Estados Unidos lo hizo, estudiando música en Berklee College, y regresando a Venezuela para tocar en varias bandas que van desde Team Malin a Bacalao Men. Fue el director del Hunan Garden, digo director porque fue un bar en la urbanización Santa Mónica, donde desfilaron celebridades de la noche caraqueña de los ’90; parecía más un escenario que un simple bar.

Volvió, como tantas veces, a Nueva York y para ese entonces cambió el saxofón por un trípode y una cámara, modelos en bikini, grandes edificios o containers que quedaron atrapados por su lente. Regresó una vez más a Venezuela, recorrió sus entrañas e hizo una exposición de peleas de gallos en el Museo de Arte Contemporáneo Sofia Imber. Se paseó por sus costas, aprendió malabares en un circo y retrató su cotidianidad. Experimentó y finalmente regresó a sus orígenes. Creó “Balas Chinas”, un nombre que le cala a la perfección; una bala china en Venezuela es una comida callejera rápida, sabrosa, que atrapa el paladar de visitantes y autóctonos.

 

¿Cómo es la historia del “Chino Latino” de Astoria?

Llevo cuatro años diseñando una franquicia sustentable, pegajosa, que se integre con la cultura gringa, niuyorker pero sin perder el sabor venezolano. Poco a poco la gente se fue acercando y pasando el dato de boca en boca. Sin embargo el éxito en las redes ha sido esencial. Soy un tipo con suerte por tener este acento caraqueño, me siento afortunado de ser venezolano. Con lo que hago trato de devolver un poco a ese país que me ha dado tanto. Pero también me siento un verdadero niuyorkino, esta es una ciudad de trabajo y de sueños. Emigrar para mi es algo que viene marcado desde mi nacimiento. Considero fundamental viajar y conocer mundo, Venezuela es un país muy joven, podemos aprovechar estas condiciones en las que estamos para viajar, aprender y volver.

 

Con todas las penurias que atraviesa Venezuela actualmente ¿qué mensaje te gustaría enviar?

Que todo es posible. Si bien mi historia sea poco convencional, tanto en los Estados Unidos como en Venezuela, puedo afirmar que todo es posible. El cielo es muy grande. Trabajé en bandas musicales, me hice fotógrafo, fui un luthier amateur construyendo guitarras con cajas de habanos, trabajé en la cocina desde pequeño con mi madre y luego creé “Balas Chinas” hasta dar con “Pao & Cha Cha (23-03 Astoria Blvd.)” y ser conocido como el “Chino Latino”. Todo es posible.

 

¿Conoces más Caracas o Nueva York?

Ahora conozco Nueva York mejor que Caracas. Allí, por la situación, no me podía mover con la facilidad con la cual puedo hacerlo aquí. Mi acento caraqueño es muy apreciado, pero el manejarme en tres lenguas tan distintas, español, inglés y chino, me permite tener maneras diferentes de construir ideas y eso es muchísimo.

 

Si a ello le agregamos la música, la fotografía y el arte culinario podemos afirmar que estamos ante un poliglota integral. ¿Regresarás a Venezuela?

No sé si lo mío es regresar a Venezuela. Es inevitable mi enlace con mi país, mucho más ahora que vendo nuestra comida callejera. Yo no vendo comida, vendo recuerdos. Mis hamburguesas te devuelven a Plaza Venezuela o a La Castellana; siento mucho orgullo por ello.

Mi religión es hacer y crear. Si nos permitimos ser víctimas de la sociedad ésta nos aleja de nuestra individualidad, de nuestra creación. El ser apreciado en redes sociales ha sido importante, para mi servir a los otros es satisfactorio. Aquí desde Astoria, espero por los visitantes, y siento como un gran abrazo cuando alguien llega preguntando por el “Chino Latino”. Aquí estoy, para servirles.


Photo Credits: Roland Tanglao ©

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