El pasado fin de semana estaba todo el mundo subiendo sus fotos por San Valentín, y en honor a ellos, les quiero compartir esta columna de humor que escribí hace unos años cuando llegué a Buenos Aires y que titulé “El Beso argentino”, que lo disfruten y que viva el amor.
Estos meses en Argentina no han sido nada fáciles, pues, si ya separarse de la familia es difícil, imagínense tener que aprender el idioma porteño y adaptarse a las costumbres de un nuevo país. Gracias a Dios ya estoy hablando y escribiendo argentino casi a la perfección, pero lo que si me ha costado un poco son algunas costumbres.
La que me trajo muchos problemas, incluso problemas legales, fue el tema del saludo, acá se conoce como “el beso argentino”. Paso a relatar lo que me pasó: El primer ciudadano de esta patria grande, patria buena, patria bonita… Dios te bendiga Rosa Inés… Perdón, me dejé llevar…Como les seguía contando, el primer argentino que me saludó con un beso en la mejilla, fue el policía que se encargó de tramitar mi constancia de domicilio, documento que se debe presentar obligatoriamente a la hora de gestionar el DNI (la cédula argentina, para los lectores que no hablan el idioma del sur), solo pagué 10 pesos por este trámite (y el beso).
Confieso que pensé: “Menos mal que este tipo no es el que me tiene que tramitar el documento argentino, porque si no quién sabe qué le hubiese tenido que dar”. Al día siguiente fui a mi trabajo, ubicado por Florida y en el trayecto vi cuando dos policías se saludaban con un beso en la mejilla; entonces entendí que era un código, una jerga entre policías.
Al salir de mi Laburo (dícese de la acción de trabajar, chambear, dejar los cueros etc.) fui al encuentro de dos amigos para ir al Museo del Humor. Pero nunca di con la dirección; afortunadamente cuando ya entraba en desesperación vi a una mujer policía. Entonces pensé:
– Seguro ella me ayudará a llegar al lugar. Pero para no ser tan brusco y abordarla directamente, decidí primero saludar. Pero ¿Cómo se saluda a una mujer policía? Para encontrar la respuesta hice la siguiente operación matemática en fracciones de segundos:
– Hombre Policía + Hombre Policía = Beso en la mejilla.
– Hombre (civil o policía) + Mujer Policía = Beso en la boca más abrazo
Luego de obtener la respuesta, me acerqué a la oficial de Policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la estreché entre mis brazos, cerré los ojos y… Para hacerles el cuento corto aprendí dos lecciones:
1. A las mujeres, sean policías o no, no se les puede besar sin su consentimiento.
2. Los compañeros de celda pueden ser más cariñosos que las mujeres policías.
En fin, acá sigo, aprendiendo a vivir en esta segunda patria, que me recibió con un abrazo… y un beso en la mejilla.
Ilustración por: Alexander Almarza ©