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Paola Maita
Paola Maita

El amor escrito

Call me by your name (2017) es una película cuyo guión es una adaptación del libro homónimo. Narra la historia del romance surgido entre Oliver y Elio durante el verano que comparten en 1983.

La escena que origina el título del libro y de la película muestra a Oliver, quien le lleva al menos 15 años de diferencia al joven Elio, pidiéndole que lo llame por su nombre propio. Estaría casi segura que es uno de los momentos de la película que puede generar más polémica porque insinúa a un hombre maduro teniendo relaciones sexuales con un adolescente, pero para mí no es el más memorable.

En mi opinión, el momento más precioso es la conversación entre Elio y su papá, donde ambos se sinceran con el otro. Si bien es cierto que el grado de tolerancia del padre podría ser un poco impropio de un señor mayor a inicios de los años 80, me quedo con la imagen de los dos mostrándose vulnerables, sobre todo cuando el papá le cuenta a Elio que él también tuvo un romance secreto con un amigo, en su adolescencia. No todos estamos enamorados toda la vida, pero definitivamente haber tenido alguna vez el corazón roto es una prueba de que hemos vivido.

Hay heridas que llevamos muy en secreto, tanto que a veces ni siquiera quien las hizo sabe de su existencia. Otras son mucho más públicas y están a la vista para que los curiosos puedan darles un vistazo.

Pienso que para los que escribimos, bien sea por hobby o por oficio, la cosa es diferente. Casi no tenemos opción. Enamorarnos es un peligroso acto de rebeldía porque solemos negarnos a dejar esos amores guardados. Manchamos el papel con la sangre de las heridas que llevamos, en un verso, un personaje o una frase, a veces tan crípticamente que ni siquiera somos conscientes de haberlo hecho. Puede que sea un texto que no lea otra persona más que nosotros mismos, pero ya hemos dejado un rastro.

Creo que ser alguien que escribe y ama, o es amado por una persona así, es muy peligroso para la intimidad, porque es casi seguro, por no decir totalmente, que una parte de eso quede plasmado. Incluso hay la posibilidad de que nunca lo sepamos.

Puede que alguien le haya pedido alguna vez a André Aciman, el autor del libro, que lo llamase por su nombre o algo parecido, sin sospechar que años más tarde la petición titularía un libro y luego una película; o que él haya tenido un romance secreto con alguien en su juventud, originando así el momento precioso del que yo me enamoré. Lo importante no es saber qué o quién dio a luz la petición o la conversación con el padre, sino advertir a la comunidad de lo siguiente: Si usted no quiere terminar retratado ni siquiera en un rincón de una página, jamás establezca ningún tipo de vínculo amoroso con alguien que escribe. De lo contrario ya sabe que terminará formando parte de un poema, una historia o un guión.


Photo Credits: Paola Maite, «Written Heart»

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