Venezuela se cae a pedazos. ¿Cuántos muertos más debe aportar la sociedad venezolana para que la ONU intervenga, tal como hizo, para solo poner ejemplos dentro de nuestra área, en El Salvador en 1992 o en Guatemala en 1996?. ¿Es posible que este organismo, en el cual todavía los pueblos tienen alguna creencia, se guíe por las estadísticas, y no por una valoración real de la situación al fin de evitar más muertes y también una posible guerra civil? Ya de hecho existe una confrontación tensa entre la oposición elegida verdaderamente por el pueblo y la presidencia usurpadora del país que cuenta con el apoyo del ejército, y de una escuadra de civiles matones armados, llamados colectivos, así como, según muchas fuentes, del apoyo de fuerzas encubiertas cubanas.
Ya han muerto miles de venezolanos por razones políticas desde que comenzó un nuevo proceso, hace 20 años, con una nueva ideología que, como está ahora más que demostrado, tiene el rechazo de la gran mayoría ciudadana. Se habla además de fuertes nexos de la jerarquía gubernamental con el narcotráfico. Las estadísticas dicen que en el 2017 hubo mas de 26000 asesinatos, y de ellos, más de 5000 perpetrados por la policía y el ejército. En este año la situación no puede ser más convulsa, apenas tres días atrás en aras de introducir la ayuda humanitaria, el régimen se negó y hubo más de 200 heridos y unos 15 muertos. ¿Qué espera la ONU para tomar una resolución efectiva y detener este desastre?
Dicen que los padres no deben sujetar a sus hijos en el proceso de aprender a caminar, ellos caen, se levantan, vuelven a caer hasta que lo logran. Pero ese símil biológico no puede extrapolarse al proceso de obtención de la libertad, de la que gozamos la mayoría de los países en el mundo. El régimen aplica hoy una nueva forma de genocidio, la del siglo XXI, matar a los adversarios no solo con balas, sino también con el hambre y las enfermedades, y la ONU sigue observando desde la platea el desarrollo de la obra teatral criminal. Pero todavía no, no es la hora de interrumpir el acto, aun no hay los muertos suficientes.
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