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martin luther king
Photo Credits: U.S. Department of Agriculture ©

Crónicas de Worcester: Somos people of color

“Thank you, Martin Luther King Jr.,” Clara Mar grita entusiasmada al salir del colegio, mezclando a su vez la alegría de verme.

La abrazo y le digo que estoy contenta de verla. Cuando me dispongo a preguntarle por qué le da gracias a Martin Luther King Jr., aparece Alma Luna corriendo. El segundo grado acaba de salir y ella con una sonrisa y con el gorro en la mano me rodea la cintura con los brazos. Le doy un beso en la cabeza cariñosamente pero no se me olvida decirle que se ponga el gorro. Hace mucho frío. A regañadientes se lo pone y me pide que las deje jugar un rato en los columpios. Le digo que no, que nadie está en los columpios porque el frío es tremendo.

“¡Pero no hace frío!,” Alma Luna contesta con la cara seria y tratando de imponerse. No lo logra.

Comenzamos la caminata hacia el carro y ya se nos olvida el tema de Martin Luther King Jr. El día y la naturaleza nos interrumpen: se me bajó el gorro, se me cayó el guante, mira el nido, hay una hormiga ahí, alguien no limpió lo que hizo su perro, ¿cuándo va a nevar? Y así seguimos el camino sin parar de hablar. Nos montamos en el carro.

“Pon música, mami,” me pide Clara Mar. Luego de salir de la calle Ruth lo hago.

Alterno las emisoras que tengo grabadas en el carro, Pop y Rock N’ Roll, complaciendo sus gustos. Vamos tranquilas disfrutando la música y los veinte minutos de paisaje. Ahora vivimos en Rutland. Estamos muy cerca de Worcester pero ahora tenemos un patio y espacio para que ellas y su hermana menor puedan correr. Eso nos da mucha alegría. Es invierno y todos los árboles están pelados, excepto los pinos, claro. También hay sitios donde venden leche recién ordeñada, y hay caballos, ¡y vacas peludas! Nos reímos al verlas a través de la ventana del carro, nos reímos con ternura. Son lindas.

Llegamos a la casa y comenzamos con la rutina de la tarde: baño, tarea, merienda. Ana Flor, la menor, se une y comparte. También me acapara un rato. Me extraña y se pega a mi pierna con afán de demostrármelo.

“Martin Luther King Jr. luchó mucho, ¿sabías?,” me mira Clara Mar con los ojos llenos de brillo mientras termino de peinarla. La sesión de baño acaba de finalizar.

Retomamos la idea que habíamos dejado un par de horas atrás. Ahora Alma Luna interviene en el diálogo.

A veces me cuesta un poco resumir las conversaciones porque siento que cada palabra es importante y tiene una razón de ser. Este es uno de esos momentos.

Alma Luna: “Rosa Parks no podía sentarse en el frente del bus porque era negra. ¿Tú sabías eso?”

Yo: “sí. Ella fue muy valiente.”

Clara Mar: “y ninguna persona African American se podía montar en el frente del bus. Martin Luther King Jr. luchó mucho por eso.”

Yo: “ajá y para que tuvieran otros derechos también.”

Alma Luna: “mami, nosotros no somos ni blancos ni negros. Entonces, ¿qué somos?”

Yo: “somos latinos, tú sabes eso.”

Alma Luna: “pero latino no es un color.”

Yo: “los latinos son de todos los colores.”

Alma Luna: “¿entonces si nosotros viviéramos en el tiempo de Martin Luther King Jr. no nos podríamos montar en el frente del bus?”

Yo: “no.”

Alma Luna: “¡ah! Entonces Martin Luther King Jr. no luchó por los derechos de las personas negras sino por los derechos de todas las personas que no son blancas.”

Yo: “¡exacto!” (Casi se me sale una lágrima).

Clara Mar: “mami, ¡nosotros somos people of color!”

Yo: “¡sí!, y todas las personas del mundo tienen un color, incluyendo las blancas, y todas deben tener los mismos derechos.”

Siento que se me va a salir el corazón y cambio el tema. Mientras saco las tareas de los morrales y las pongo en la mesa, les pregunto qué comiquita quieren ver luego de que terminen las sumas y las restas. Ana Flor contesta al mismo tiempo que las hermanas.

“Trolls, Trolls.” Saltan de alegría cuando asiento con la cabeza.

Se sientan a la mesa a hacer sus deberes mientras cargo a Ana Flor. Camino todavía con el corazón arrugado. Mis niñas mayores, de ocho y seis años, tienen conciencia y ven lo que pasa a su alrededor. Lo que puedo hacer yo es darles herramientas para enfrentar las vivencias que un día se convertirán en recuerdos.


Photo Credits: U.S. Department of Agriculture ©

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