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la bola taberna
Photo Credits: Warrick Wynne ©

Crónicas de Madrid: Un torbellino de energía que se llama Houda

Es un mediodía bullicioso y alegre en Madrid. Paseamos por las calles de Malasaña, La Latina, barrios encantadores en los cuales las viviendas se mezclan con pequeñas tiendas de artesanía, librerías para todos los gustos, curiosidades, además de bares, cafés, restaurantes. Admiramos las placas de cerámicas que con dibujos y letras antiguas, indican el nombre de las calles y respiramos el placer de pasear por una ciudad que mantiene el encanto del ayer sin desdeñar las comodidades de nuestros tiempos.

La cita es “bajo el Reloj de la Puerta del Sol”. Un reloj imponente que domina la plaza desde el torreón de la “Casa de Correos”. Los madrileños esperan sus campanadas a las 12 de la noche del 31 de diciembre para brindar al nuevo año. Al frente está una placa que indica el Kilómetro Cero de las carreteras del país y un poco más lejos la famosa estatua del Oso y el Madroño con la cual se fotografían, en diferentes poses, hileras interminables de turistas.

Conocemos a Houda Bakkali, apreciada colaboradora de ViceVersa Magazine, por su trabajo artístico y su activismo. La buscamos entre la oleada de personas que llena la plaza. Nos vemos, y, superada la cautela de la duda, nos reconocemos. Su abrazo cálido, la sonrisa abierta, borran en un momento toda distancia. Lejos de parecer un primer encuentro, nos embarga la alegría que caracteriza los reencuentros con amigos de toda la vida.

Llega con su esposo, José Luis Maroto, diferente por carácter y físico de Houda. Ella tiene una melena oscura que ondea con personalidad propia, ojos profundos y un color de piel que nos hace pensar en la calidez del Mediterráneo y en la dulzura de su natal Marruecos. Apasionada, alegre, está animada por una energía contagiosa. Es luchadora y generosa. José Luis es de colores claros. Sus ojos son azules y su carácter sobrio, silencioso, delicado.

Tanto ella como él nos van mostrando detalles escondidos de Madrid, placas que indican momentos históricos, balcones, mientras nos narran las vivencias y las costumbres de los madrileños.

Nos tienen una sorpresa: un almuerzo en uno de los restaurantes más auténticos de Madrid. Se llama La Bola y está en una calle con ese mismo nombre. Su fachada es muy particular, ocupa una esquina y la escrita cubre ambos lados del ángulo que esa esquina forma. En letras de oro sobre un fondo de un rojo profundo leemos “La bola” y abajo “Taberna”. 

Houda entra con la familiaridad de quien se siente en casa. Saluda con efusión a la dueña, Mara Verdasca. Ese restaurante pertenece a su familia desde hace cien años. Ella es la cuarta generación. Todos han mantenido el mismo apego a las tradiciones y, de padres a hijos, se han ido pasando viejas recetas y secretos de cocina. Cuando llegamos Mara está ocupadísima atendiendo a una mesa ocupada por chinos quienes, tras descubrir el restaurante, vuelven regularmente y lo aconsejan a otros amigos. Y en efectos es uno de los lugares que merecen una parada cuando se visita Madrid. Eso sí, tomando en cuenta que se necesita reservar con mucha antelación.

Platos tradicionales españoles empiezan a llegar a nuestra mesa y son una fiesta de perfumes y sabor. Gracias a la amabilidad de Mara Verdasca podemos visitar la cocina. Entramos y nos parece dar un salto en el pasado al ver los pucheros de barro con el cocido madrileño, cocinándose a fuego lento sobre brasas de carbón.

El almuerzo es delicioso y la alegría de Houda quien nos va contando anécdotas de su vida, lo vuelve un momento inolvidable. Nos habla de sus proyectos y sobre todo de una exposición que la tiene muy emocionada. Se titula “Mujeres y arte digital. Rompiendo estereotipos” y será inaugurada  el próximo cuatro de mayo en “El Parador de Turismo de Lorca”, característico edificio construido en el recinto del Castillo de Lorca. Es una joya arquitectónica de la ciudad de Lorca enclave en el cual se mezclan las culturas cristiana, judía y musulmana. El espacio perfecto para acoger las obras de Houda quien, como leemos en el folleto de presentación: “busca romper clichés y acercar al público una visión transgresora, rompedora y moderna de la mujer árabe”.

 

houda bakkali
BEAUTIFUL AFRICAN WOMAN – TRANSGRESIÓN – Houda Bakkali

 

La exhibición presentará uno de los trabajos más representativos y premiados de la artista digital: Beautiful Africa Woman, una obra que le mereció el Premio Nuevo Talento del Festival Internacional Artistas del Mundo de Cannes (2018), un primer Premio de Plata de la prestigiosa editorial neoyorkina Graphis en 2018 y un segundo Premio de Plata de la misma editorial, junto con dos menciones de honor en 2019, el Premio a la Excelencia de Circle Foundation for the Arts en Lyon (2019), y que ha sido seleccionada por American Ilustration 38 (Nueva york, 2019). También estarán sus últimos proyectos artísticos: Tiempo de Quijotes; la serie Las tres edades, que le valió la mención de Artista Distinguida por la revista internacional canadiense Art Ascent 2019; y Las flores de la buena suerte, uno de los trabajos más simbólicos que forma parte de su primera obra gráfica.

Compartimos anécdotas, recuerdos, proyectos, sueños, mientras paseamos por las calles del centro histórico de Madrid. La tarde es encantadora y la lluvia con que nos habían amenazado los reportes meteorológicos es sustituida por un agradable sol. A pesar del abundante almuerzo no podemos resistir el llamado de unos churros con chocolate en uno de los lugares emblemáticos de Madrid, la Churrería y chocolatería Los Artesanos, otro lugar centenario ya que fue inaugurada en 1902. Sin pensar en los kilos de más que inevitablemente estamos acumulando, nos dejamos llevar por el placer de la trasgresión.

Seguimos paseando, disfrutando el paisaje urbano y humano a la vez. Houda y Juan Luis nos invitan a recorrer juntos la ruta del Quijote. Nos encantaría, sabemos que pasaríamos un día muy especial pero los compromisos se han ido acumulando y, a pesar nuestro, nos resulta imposible.

El atardecer empieza a teñir el mundo a nuestro alrededor de un pálido rosado. Llegamos al momento de los saludos y de pronto entendemos cuán subjetiva puede ser la percepción del tiempo. Fue solo una tarde pero en esas horas se concentró el cariño de las amistades verdaderas, esas que duran años. Nos abrazamos y con una gran sonrisa Houda nos dice: “Tienen que volver pronto… Nos espera la ruta del Quijote. Y les tenemos lista otra sorpresa.”. Aceptamos de inmediato porque: ¿Quién puede resistir a una promesa como esa?


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